domingo, 17 de mayo de 2020

Adoquines. Llueve en domingo

Como no hay actividad en las obras de adoquinado he decidido escribir una entrada que no tenga que ver con la tarea más que tangencialmente.
Es evidente que para conseguir eso haría falta tener un propósito, un plan una idea; pero no. Parezco algunos gobernantes y es que, al final, todos somos humanos y más o menos nos parecemos aunque algunos se empeñen en hacernos diferentes... y enfrentados aunque nos parecemos unos a otros más que nos diferenciamos, a pesar de lo cual seguimos enfrentados.

... diferentes y enfrentados ...
El día que se nos ocurra ponernos a remar en una misma dirección, el resultado puede ser espectacular. Pero ¿quién empieza? Unos deben dar el primer paso y tender la mano y los otros aceptar la mano y comportarse de manera leal.

... comportarse de manera leal ...

¿Es eso tan difícil? ¿Se imaginan a los obreros de la Plaza quitando uno los adoquines que pone el otro? Seguro que no. En cambio no nos extraña nada que unos políticos deroguen las leyes que han aprobado otros. Y esas leyes nos afectan a todos los ciudadanos. ¿Tan mal hechas estaban? Entonces debería poder perseguirse judicialmente a los que las han promulgado; de no poder hacerlo, el sistema es imperfecto, tenemos la "faena del matalafer" permanentemente y avanzamos un paso y retrocedemos otro. Un dispendio de esfuerzo, de voluntades, de dinero y de posibilidades ciudadanas de saber a qué atenerse sin desayunar cada día Boletín Oficial del Estado y tener un abogado de cabecera que nos desentrañe lo que en él se pretende ordenar.

La lluvia y el tiempo para pensar –funesta manía, que dijo el otro–  me conducen, inevitablemente, a la melancolía.
Toni(n) el de "La Cuba" 

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