jueves, 20 de agosto de 2020

Una balsa de aceite

Eso es lo que me parece nuestro pueblo en relación con el Covid-19, una balsa de aceite. 

Frente a la algarabía propia del verano –no sé si este año ha venido más gente que otros veranos pero a mí me parece que sí– que haría temer algún número de contagios del "bicho" dada su facilidad de transmisión, no tenemos noticias de que haya habido un solo caso de aislamiento preventivo lo que tranquiliza bastante si advertimos la falta absoluta de las precauciones recomendadas por parte de algunos de los ciudadanos con los que nos encontramos en nuestro devenir diario.

Mi especial situación de vuelta de una operación quirúrgica hace que me resulte más apetecible quedarme en casa que salir y encontrarme de cara con personas sin mascarilla –jóvenes, de mediana edad y de la mía– departiendo amigablemente con otros mamíferos tan desnudos de protección como ellos, con fumadores cuyo olor a tabaco ha percibido mi olfato pese a que yo sí uso mascarilla, y con gentes que –como dice un amigo mío– "llevan la pilila –perdón– por fuera del calzoncillo" aludiendo jocosamente a su nariz desprotegida de mascarilla, como si el naso no formara parte del aparato respiratorio

Las reñidas partidas de cartas se disputan entre adversarios enmascarados pero que ¡ay!, tocan una y otra vez las cartas o entre seres humanos a cara descubierta que también soban las mismas cartas una y otra vez. Y esta vez no vale decir que "allá cada cuál con su cadacuala" porque es que el rebrote de pandemia que ya tenemos aquí se ha de deber, necesariamente a esa bajada de la guardia que se hace imprescindible en casos como éstos. Y los espectadores de estas partidas –parte necesaria del cuadro costumbrista– asisten a ellas, algunos, fiando en la falsa seguridad de las mascarillas quirúrgicas que impiden que el portador contagie, pero que no evitan ser contagiado portándolas. Sé que en algunos pueblos no lejanos del nuestro no están permitidas esas partidas de cartas.

Las noches de Navajas son famosas entre la gente joven. En alguna ocasión durante este verano ha vuelto a casa a horas poco recomendables para gentes de mi edad y he podido constatar que buena parte de los jóvenes -no todos- estaban con la mascarilla puesta lo que me congratula y me hace pensar que todos estamos implicados en ésto sin distinción de edad, sexo o condición.

Creo que hay más factores de riesgo ahora, durante el tiempo en que más personas habitamos el pueblo, que cuando estábamos aislados antes del paso de las fases, por eso me congratulo, con la mosca tras la oreja, cuando compruebo que ésto es "una balsa de aceite". ¿Será por las aguas? ¿Será por el aire puro? ¿Será la Virgen de la Luz? ¿Será que el Olmo absorbe los virus y los tritura? ¿Qué será?

Toni(n) el de "La Cuba"