viernes, 27 de noviembre de 2015

El abeto cortado

No puedo imaginar de quién habrá sido la idea de poner un árbol cortado para “adornar” el Belén de la Plaza del Olmo, pero voy a decir alto y claro que es algo que no me gusta. ¿Es que alguien pretende hacer la competencia al Olmo en cuanto a belleza?
Navajas sorprende a los que llegan por el conjunto de árboles monumentales con que recibe a sus visitantes y una de las cosas que echa de menos el redactor del PGOU vigente es que no se planten árboles de buen porte en las nuevas parcelas ajardinadas de las urbanizaciones recientes.
El árbol es símbolo de civilización, de progreso, de paz y es inspiración; valga como ejemplo el relato de Jean Chalon “Amor de árbol” del que extraigo estos versos:
Mi amor es un árbol.
Mi árbol es un amor.
En verdad es
un amor de árbol.

El propio Jean ha escrito en alguna ocasión que “el árbol es un ser que no puede defenderse, que no tiene piernas para huir, ni manos para atacar”; es decir, que es un ser inerme al que es bajeza dañar sin motivo.
El ayuntamiento de Navajas tiene publicada una Ordenanza Municipal en cuyo artículo 2 puede leerse: “ Ninguna persona física o jurídica realizará en zonas verdes privadas, labores de arranque, tala, transplante, reducción de copa, desmoche, poda o limpieza de árboles aislados o de masas o agrupaciones arbóreas (bosquetes, pinares…), sin haber obtenido previamente licencia municipal”.
Pues bien, amigos, se da la circunstancia de que hay un árbol cortado en la Plaza del Olmo —un abeto joven cuyo crecimiento habrá costado muchos años— y que no sabemos por qué ha sido sacrificado de esta manera. Aquí está la foto:
¿Un abeto sacrificado? ¿Por qué?
Y nos preguntamos: ¿Se habrá obtenido licencia para la tala de este árbol? ¿Dónde estaba? ¿Era peligrosa su existencia para las personas? ¿Se habrán plantado los ejemplares que establece la Ordenanza citada cuando se haya talado algún árbol por motivo justificado? Son preguntas de respuesta fácil que insistiremos en obtener por todos los medios a nuestro alcance.
Hace tiempo, unos amigos nuestros plantaron once robles valencianos al lado del Polideportivo,  contando con el beneplácito del ayuntamiento. Ahora, al parecer esos robles han sido trasplantados a otro lugar que, por cierto, está lleno de hierbas que hacen difícil comprobar si los árboles están siguiendo su vida o hay alguno que haya perecido en la operación. 
Nos hacemos otra pregunta: ¿Será que hemos perdido la sensibilidad que hizo que los que nos precedieron nos legaran un patrimonio arbóreo monumental?
Son éstas, cosas que duelen y que creemos que merecen una explicación “por quien corresponda”. Nosotros lo vamos a preguntar al ayuntamiento.

Toni(n) “el de La Cuba”

La Presentación de la Reina de las Fiestas

Hay actos que requieren de perspectiva para poder ser analizados y de esa manera, disfrutarlos en plenitud. Cuando estamos aún inmersos en la emoción de cualquiera de ellos, esa misma emoción nos impide tener la frialdad suficiente como para ser objetivos en su enjuiciamiento; en cambio, el tiempo nos proporciona la dosis de objetividad que nos permite saborear la esencia de lo que hemos vivido.
La de la Presentación de la Reina de las Fiestas es una noche especial en la que todo el pueblo se reúne en la Plaza, a los pies del Olmo para participar de un acto lleno de simbolismo que constituye por sí mismo un homenaje a la ilusión.
La estructura del acto no puede ser más sencilla: la Reina saliente cede su trono a quien le va a suceder a lo largo del año para representar a Navajas en actos en los que su presencia es requerida y en muchos casos obligada. Todo un honor al que se llega por méritos propios.
Pero no se trata sólo de escenificar un relevo, además hay un componente de exaltación de lo que tenemos por más nuestro: La Virgen de la Luz, las fiestas, las Fuentes, el río, la huerta, los montes, el Pueblo en suma. Y ésto, en Navajas nos lo venimos tomando muy en serio desde la primera de las presentaciones; sólo hay que advertir la lista de las personalidades que han actuado como Mantenedor del Acto para darnos cuenta de que casi todos —yo tuvo el honor de serlo cuando la Reina de este año fue Damita de Honor, de ahí que pueda emplear con propiedad el “casi”— han sido personalidades eminentes en la vida pública de la Comunidad o de España.

Literatos, abogados prestigiosos, médicos, ex ministros, rectores de universidad, políticos… han pasado a ser un poco más nuestros después de haber contribuído a que el esplendor del acto fuera el mayor posible.
Este año, me impresionaron algunas cosas que quiero compartir con mis hipotéticos lectores:
El primero fue el silencio respetuoso con que el público que no estaba directamente concernido por el acto acogió la llegada de las Damas de Honor y de la Reina y los parlamentos de Presentador y Mantenedora.
Los aplausos —generosos y cordiales de los asistentes— a los discursos de la Alcaldesa y de los conductores del acto.
La tercera de mis impresiones fue el escuchar, afinado, suave como una ola de perfume que envolviera el aire de la Plaza, el canto de los Himnos que protagonizó todo el Pueblo puesto en pie. Y me impresionó por el contraste con otras Presentaciones no tan lejanas en las que el canto de los Himnos fue silbado, abucheado, en una demostración de intransigencia que, por fortuna, parece que tiende a desaparecer. En esta ocasión el canto subía desde la Plaza y pasaba por mi balcón sin interferencias, ni siquiera de las inevitables de los que esa noche —haciendo uso de su libertad de elección— están cenando bajo la ramas del Olmo o de tertulia con los amigos. Magnífico.
Toni(n) “el de la Cuba”

martes, 24 de noviembre de 2015

El fútbol y el talonario

Hace muchos años el fútbol era para mí, algo a lo que jugar en la Plaza del Olmo, dando patadas a una pelota de goma y estando ojo avizor por si llegaba el tío Antonio el Alguacil o saliendo a todo correr si a la tía Águeda le daba por salir a la puerta de su casa a decirnos que ya estaba bien de armar jaleo.

Luego, andando el tiempo, el fútbol fué una manera de conseguir que me doliera la cabeza en las tardes de domingo después de haber subido al campo de fútbol “La Esperanza” y jugado un partido de los de seis contra seis con todo el campo por delante. Simultaneando este período doliente apareció otro de “ser del…” Valencia, Barcelona, del Atlético de Bilbao o el de Madrid… Es curioso que no recuerde a ningún chico de mi edad que fuera del Madrid por aquel tiempo.
Más tarde, durante una estancia veraniega en Tarrasa empecé a entender el fútbol como deporte de asociación, de equipo, al jugar en uno de chavales que contaba por victorias sus partidos y que estaba auspiciado de alguna manera por el Barça en un inicio de control de la cantera que tan buenos resultados ha venido dando al club catalán.
Ya entonces —era la época de los primeros fichajes de extranjeros— Di Stéfano en el Real Madrid con polémica política incluida, Kubala en el Barcelona y Wilkes en el Valencia acaparaban la atención de los aficionados y de los medios de comunicación —prensa y radio— además de cobrar cantidades fabulosas para la época, pero aún no se había llegado al grado de mercantilización que vendría después.
Tuve la oportunidad de pertenecer al “Centre d’Estudis Esportíus” del Valencia Club de Fútbol en calidad de Vicepresidente con Alberto de Miguel como Presidente cuando Ramos Costa presidía el Valencia C. de F. El “Centre” pretendía aunar los esfuerzos de profesionales en cualquiera de los ámbitos de la Cultura para contribuir a que el Valencia no sólo fuera el abanderado de todos los deportes en la Región Valenciana, sino que cimentara ese liderazgo en los aspectos culturales del deporte, la ciencia, las artes.
Me tocó la tarea de pronunciar la lección inaugural del Primer Curso del Centre y la preparé como la ocasión requería porque iba a ser pronunciada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Valencia con la asistencia del alcalde, autoridades, junta directiva del club y porque nos jugábamos el pan y la sal de la existencia del organismo en esa primera salida a la escena pública.
La idea central de la disertación fué: “Fútbol deporte vs. fútbol espectáculo” y al día siguiente la prensa se preguntaba cómo una entidad tal que el Valencia C. de F. se planteaba tamaña disyuntiva.
Para mi coleto tengo que, si bien el fútbol como deporte amateur se practica más y mejor que nunca, el que mueve pasiones y millones de euros es el fútbol espectáculo.
Los equipos de mi adolescencia y primera juventud eran de los que “sentían los colores” y el ejemplo más rotundo lo teníamos en el At. de Bilbao que no alineaba a nadie que no fuera vasco de los de ocho apellidos. Pronto se vio que la fórmula no funcionaba del todo bien y empezaron las entradas de extranjeros bien pagados que siguieron con la mercantilización que se había iniciado unos años antes; de ahí a pensar que se podía hacer un equipo con un talonario de cheques se pasó sin darnos cuenta y empezaron los escandalosos fichajes de “figuras” y “figuritas”. La progresión fue imparable y el espectáculo se impuso al deporte y al orgullo de pertenencia a un equipo sin que los dirigentes se dieran cuenta —o sí, vaya usted a saber— de que al talonario había que añadirle orgullo, cariño, compromiso y no sólo "profesionalidad".
Como le gustaba decir a Di Stéfano —y me lo dijo en persona cuando pretendí hacer un sociograma de Moreno de la primera plantilla del Valencia— lo que hacía falta era  que todos los jugadores del equipo entendieran que, como él había sido, fueran “toros en su corral y torazos en corral ajeno”.

Parece que tenía razón don Alfredo y no don Florentino a la vista de lo que pasó en el Bernabéu hace unos días; porque el Barça -me consta a partir de mi estancia juvenil en Tarrasa- además de hacer uso del talonario ha sabido crear —desde siempre— un ambiente de “pertenencia” dentro de sus equipos lo que le ha llevado no sólo a practicar un fútbol que es un espectáculo, sino a vender más camisetas que nadie.
Toni(n) el de La Cuba 

viernes, 20 de noviembre de 2015

Una Perla

Si existiera “La Cárcel de Papel” de “La Codorniz” —“la revista más audaz para el lector más inteligente”, autoproclamaba en su mancheta— tendríamos una condena muy seria al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, Secretaría general de Coordinación Autonómica y Local que el 5 de febrero del presente Año del Señor 2015 autoriza la inserción de —entre otras que te hacen llegar destrozado a la altura de la presente—esta “perla”:
Para calcular la rentabilidad del bono de referencia, se tomará la TIR del mismo, tomando el BID que marque la pantalla ALLQ de Bloomberg, con el contribuyente CBBT (Fit Composite) del cierre de mercados de los días de cálculo.
Uno —que venía leyendo con harto dolor de cabeza desde la página primera— se encuentra diez páginas después de jerga administrativo-económico-contable, con la mentada fórmula del cálculo de referencia a palo seco y sin anestesia y no puede por menos que pensar que la economía ha de andar mal, pero no por la crisis, no crean; ha de andar mal porque no hay un cristiano de los que pagamos impuestos capaz de entender lo que se dice en las normas a las que tenemos que someternos lo queramos o no.
Hacienda que —recuerden— somos todos, recauda los impuestos mediante los que nos cede en alquiler nuestras propiedades y procura redistribuir la riqueza que esos impuestos generan de la manera más justa posible de acuerdo con normas y principios de justicia distributiva que es la buena. Para conseguir sus objetivos se dota de instrumentos que la hagan imbatible; usted que dice todo ufano que tiene un piso de su propiedad deje de pagar impuestos y verá lo que tarda en pasar a ser de la propiedad de Hacienda que —recuerden— somos todos. Es una manera de socializar la riqueza. Lo que era de uno pasa a ser de todos y… no tengo claro que llegue a aprovechar a alguien excepto a algún “aprovechao” de las subastas.
Pero volviendo a la “perla” de arriba, ¿de verdad creen ustedes que hay un funcionario municipal de un pueblo no ya pequeño, sino mediano, que sea capaz de ponerse a calcular la fórmula de la “rentabilidad del bono de referencia” a palo seco?
Bastante haremos con no confundir el TIR (Tasa Interna de Retorno) con Transportes Internacionales Rápidos que es la primera idea que me viene a la cabeza, pro tener que buscar el BID en la pantalla ALLQ de Blomberg me parece una pasada por lo caros que están los viajes y los riesgos inherentes a ellos por causa del terrorismo yihadista. Para viajar a la CBBT (Chesapeake Bay Bridge Tunnel, que es lo primero que me sale en Google), además se necesita un “pastón" que el pobre que está intentando el cálculo no tiene así, en dinero de bolsillo.
Por todo lo anterior proponemos al Ministerio de Hacienda… etc. y al resto de organismos oficiales que las próximas instrucciones las dicten muy claras, para gente de a pie que, de lo contrario, no es de extrañar que meta la pata… donde otros se han hartado de meter la mano.

Toni(n) “el de la Cuba”

lunes, 16 de noviembre de 2015

Teatro, puro teatro

Un grupo de personas  —escaso en número, pero decidido en la intención— estamos constituyéndonos en Asociación. De manera provisional porque aún no tenemos hecha la inscripción en el Registro correspondiente, nos llamamos el “Grupo de Lectura de Navajas”  y nos vemos los jueves, a las seis y media en el ayuntamiento para leer libros, comentarlos, leer poesía, comentarla, leer noticia, comentarlas; todo de una manera poco formal, "a la pata la llana": uno llega con un texto y lo lee, otro aporta unos poemas y los reparte entre todos para ir leyéndolos. De esta manera hemos llevado adelante en tiempos de crisis uno de los actor culturales importantes que se dan en nuestro pueblo: los encuentros de Poesía.


A un servidor le gusta recordar —por si alguien piensa que lo de los Encuentros es una chaladura—  que de los ocho poetas invitados a los cuatro primeros que se organizaron, uno era Premio Nacional de Poesía antes de haber estado recitando para nosotros y otros cinco han sido Premio Nacional después de haber pasado por Navajas; de ellos alguno ha estado con nosotros en más de una ocasión. ¿Suerte? quizás, pero también acierto a la hora de asesorarnos acerca de a quién invitar.
Se me olvidaba decir un par de cosas en relación con ese grupo: una es que puede unirse a él cualquier persona que lo desee sin más que acercarse a cualquiera de de esas reuniones y la otra es la idea de constituirnos en Asociación surge ante la conveniencia de no cargar al ayuntamiento con subvenciones que es evidente que no puede asumir. como el grupo no tiene grandes necesidades creemos que podremos subsistir con las aportaciones de los socios de todo tipo que vayamos consiguiendo, con las subvenciones a las que podamos optar y con lo que nos puedan dejar en herencia, en donaciones o en legados las personas de bien que piensen que contribuir a la difusión de la cultura es una buena manera de ser recordado.
Por el momento lo que el grupo de referencia hace , además de las actividades que podríamos llamar “domésticas”, ha sido participar desde el principio en la lectura de poemas en los Encuentros citados. A fin de cuentas, el objetivo de esos encuentros es poner a las personas en contacto con la poesía y es algo que vamos consiguiendo. También hemos organizado encuentros con autores de prestigio que han departido con nosotros acerca de su obra y pensamos en ampliar el círculo en el curso en el que nos vamos a constituir como Asociación Cultural sin ánimo de lucro.
También saldremos para asistir a conferencias, coloquios, mesas redondas, exposiciones u organizaremos aquí sesiones de teatro leído, colaboraciones con el resto de Asociaciones Locales que nos lo pidan, organización de actos de recreacionismo para los que pediremos la colaboración de otras asociaciones locales porque queremos compartir el gozo y el disfrute de lo que se nos ocurra.

Pero quiero poner el acento en las salidas que se han venido haciendo a diferentes representaciones teatrales tanto de obras de corte moderno, cuanto obras clásicas que han constituido siempre un éxito tanto por la organización de los viajes cuanto por la elección de las obras a las que se ha asistido a las que, por cierto, a nadie se le ha pedido la pertenencia o la participación en las actividades del grupo, hecho que considero de la mayor importancia y uno de los fundamentos de la buena acogida de que han disfrutado estas convocatorias.
El jueves, 12 de noviembre estuvimos en el Teatro Talía de Valencia en la representación de una obra “La Crazy Class” —qué manía de emplear el inglés cuando “La clase Loca” hubiera sido un título sugerente y atractivo— que llevada a escena por la compañía “IMPREBIS” —lo de compañía es un decir porque caben en un taxi— nos dejó boquiabiertos. Personalmente he de decir que hacía tiempo que no veía una puesta en escena tan en estado puro como la que tuvimos el gusto de contemplar. 

Con sólo tres actores dieron vida a diez personajes, además de a tres personejes femeninos propuestos por una actriz, con una trama tan bien elaborada que la atención de los espectadores no decayó un solo instante. Sin un micrófono, proyectando la voz, sin más apoyo que el de las diez sillas que aparecieron en el escenario y alguna decoración puntual sencilla, la comedia se hizo presente y el drama de Shakespeare nos tocó las fibras sensibles gracias al buen hacer y al amplio registro de los artistas en escena.
De esa representación, de teatro y de otras cosas relacionadas con ella hablaremos durante las próximas reuniones del grupo. ¿Te vienes?
Toni(n) el de la Cuba

domingo, 15 de noviembre de 2015

Atentados y terroristas

Es imposible sustraerse a la tentación de escribir acerca de los atentados de París y como siempre se ha dicho que lo mejor para vencer a la tentación es caer en ella voy a ponerme a la faena.
Creo que la causa de los tiroteos, de los suicidas, de las muertes, no es otra que la locura de unos y la permisividad de otros que han estado mirando hacia otra parte en nombre de no sé qué derechos. El primer derecho, la primera obligación de cualquiera es mantenerse vivo y el primero de los instintos es el de la supervivencia; voy a ir más lejos aún: mantenerse vivo es la primera obligación de cualquier ser humano y espero que nadie se escandalice por esta afirmación a la que se puede encontrar excepciones de amor filial, de sacrificio, que no son otra cosa que eso, excepciones.
Perdón por citarme, pero hace unos días escribía yo acerca de la masa y de los que la manejan. Ese es uno de los lugares en los que debemos buscar causas de estos comportamientos de animal en seres humanos de los que no sospecharíamos nada al cruzarnos por la calle con ellos. Y digo “buscar causas” porque no es una sola la que motiva a los asesinos. 
Además de un supuesto odio de origen religioso, en el que no creo demasiado, habrá que indagar en el envenenamiento de las mentes de los suicidas que se inmolan con un cinturón de explosivos alrededor del cuerpo yendo en contra del principio de supervivencia del que escribía más arriba. Prueben a hacerse una herida voluntariamente y comprenderán de qué les hablo. Nadie, ni siquiera los psiquiatras, son capaces de explicar un comportamiento tan irracional: leo en “El Mundo” firmado por José Cabrera Forneiro, psiquiatra forense: “..es decir pura y simplemente limitación de la conciencia del asesino, y pérdida completa de su libertad, bajo máximas presumiblemente de una religión mal entendida, y mal aplicada, que se enfrenta a los millones de personas con la misma religión pero compenetrados lealmente con la sociedad en la que viven”.
Habrá que seguir indagando en los recovecos de la mente de todos, pero de una manera especial en los de las mujeres que se van por propia voluntad a engrosar las filas de los que esparcen el terror para servir de criadoras de nuevos terroristas en contra de la tendencia de la sociedad moderna que da cada vez más autonomía a la mujer. Para mí es un auténtico misterio comprobar que un día sí y otro también mujeres jóvenes, criadas y educadas en nuestra sociedad occidental deciden ponerse el burka y largarse dejando atrás familia, amigos, comodidades, para someterse a una vida llena de penurias que rayan en la esclavitud.
Por otra parte creo que la batalla —planteada en los términos en los que está ahora— la tiene perdida occidente. Se me antoja que éste es un partido de fútbol en el que un equipo juega exquisitamente, sin hacer una falta y el otro da patadas, juega el balón con las manos y no respeta el fuera de juego ni ninguna de las reglas. Perdón por el ejemplo que no pretende, ni de lejos, la trivialización del asunto.
Aún no estoy proponiendo jugar sucio, sólo digo que hay que echar mano del instinto de supervivencia porque “ellos” van a por todas y nosotros nos hacemos trampas en el solitario; porque “ellos” cada vez son más y nosotros hemos decidido ser menos; porque ellos se toman en serio y nosotros hemos hecho de nuestras creencias —incluso de las que están más fuertemente arraigadas en nuestro interior— una broma y luchamos contra ellas porque no nos parecen “políticamente correctas”.
Los atentados de Francia son un ejemplo claro de que occidente está siendo amenazado de una manera brutal y de que nadie puede sentirse totalmente seguro en ningún sitio.
Minuto de silencio en Navajas
Nosotros, los españoles, estamos en alerta cuatro y, al parecer, empieza todo el mundo a cerrar filas alrededor de la idea de que hemos de prevenir y defendernos de lo que nos amenaza. Bueno, no exactamente “todo el mundo” porque alguno, en nombre de no sé qué principios —que personalmente considero podridos— no se quiere sumar al pacto contra los terroristas. Ahí los franceses nos llevan ventaja y nos suelen dar “sopas con honda”. ¿Un ejemplo? Desde el estadio donde las pasaron “canutas”, salieron como una piña cantando su himno nacional; nosotros somos tan pobres en este aspecto… que no tenemos ni letra de un himno para cantar.

Toni(n) “el de la Cuba”

sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Ángeles o demonios?

El ser humano es capaz de realizar lo más excelso y lo más abyecto sin inmutarse y en cuestión de segundos. A veces me pregunto si eso se debe a algún tipo de impulso o simplemente obedece al azar, a la casualidad, a la circunstancia orteguiana.
En mi opinión, los seres humanos, tratados de uno en uno son amables y respetuosos; en cambio cuando es la masa la que hay que afrontar —porque la masa siempre se dirige hacia algún sitio y esa dirección la determina el poder que orienta a la masa— resulta temible. Eso ya lo estudió Elias Canetti con gran acierto, tanto que creo que su libro “Masa y poder”, que trata de este asunto habría de ser de obligada lectura y reflexión por cualquier candidato a entrar en la Universidad. Pero vamos a lo nuestro porque lo que yo crea o deje de creer en ese sentido tiene poca trascendencia.
Los políticos son los encargados de dirigir a la masa mediante leyes. Y esto, dicho así no tienen importancia o, al menos, no tiene mayor importancia. O sí, porque del resultado de esa dirección  de hacia dónde dirija el político a la masa se derivará el mayor o menor grado de felicidad de la propia masa que ha contribuido a encumbrar al político hasta el puesto que ocupa.
Cierto es que la masa se deja embaucar con facilidad por aquél que la maneja y basta con que se determine que es muy interesante conocer las noticias que famosetes y famosillas proporcionan, para mantener a la masa ocupada en conocer si fulano se acuesta con zutano o si mengana le pone los cuernos a su novia con un señor que pasaba por allí. Largas sesiones de televisión con exhibición de escotes, muslos, tabletas de chocolate y músculos de gimnasio bastan para mantener ocupada a gran parte de la masa ociosa que recibe el mensaje como agua de mayo.
Parece obvio que me estoy refiriendo a los políticos con mucho poder —los que pueden influir desde los “media” en la formación de la opinión del ciudadano de a pie, usted y yo— a los que voy a llamar “demonios”-; pero a los que quiero referirme de verdad es a los políticos que ejercen su labor en las pequeñas entidades de población; a los que no cobran por sus servicios al resto de la comunidad y que asumen responsabilidades, sofocos, broncas y sinsabores. Me pregunto ¿qué es lo que lleva a estas personas a prestarse voluntariamente a toda esa relación de malaventuras? ¿Son ángeles?
Cualquiera que mire a su alrededor queriendo enterarse de lo que pasa se dará cuenta de que es raro el pueblo en el que los vecinos están de acuerdo en que su alcalde es el mejor de los posibles. Si consigue traer a su término municipal instalaciones que no tengan los pueblos de alrededor sin que le cueste un duro al contribuyente local, los afines lo ensalzarán hasta el ditirambo y los contrarios torcerán el gesto y preguntarán “para qué” sirve cualquiera de las cosas que el munícipe haya hecho. Es decir que siempre tendrá a la oposición enfrente, porque aquí, de lo que se trata no es de lo que se haga sino de cómo se haga.
Llegado a este punto he de volver a plantearme la pregunta que acabo de formular: ¿cuál es la motivación profunda de quienes dedican su tiempo, su esfuerzo y buena parte de su comodidad a servir a los demás sin obtener nada a cambio? Confieso que no tengo repuesta para esa pregunta y no sé si cualquiera de los que estén en esa situación será capaz de dar una respuesta convincente.
Es indudable que hay personas que son ejemplo de lo que acabo de describir sobre todo en las pequeñas entidades de población donde los puestos de concejal o de alcalde e incluso los de quienes conforman la oposición son ampliamente recompensados… con disgustos.
¿No será llegado el momento en el que se impone reflexionar acerca de lo que digo para cambiar nuestra actitud de recriminación constante por otra mediante la que —sin dejar de ser objetivamente crítica— seamos capaces de reconocer y aplaudir las cosas buenas que haga cualquiera que sea el que las haya hecho en el pasado o las vaya haciendo en el futuro?
Creo que así tendríamos la posibilidad de aproximarnos a la condición de ángeles sin tener que pasar por las malaventuras por las que pasan los que trabajan por el bien de todos nosotros.
Claro que si detrás de un aparente trabajo altruista hay ocultas intenciones de obtener ventajas, de atender a los propios intereses priorizando el provecho individual sobre el bien común, entonces esos pretendidos ángeles se transformarían en los peores demonios. Habría, entonces, que llamar a San Miguel.

Toni(n) “el de la Cuba”

lunes, 9 de noviembre de 2015

El desencanto

Éste es el relato de un hecho real que me sucedió hace bastantes años y que ahora pongo aquí para "desengrasar" un poco de la última entrada. Los cuatro o cinco que me leéis me lo agradeceréis bastante.
Es una cuestión de piel. Yo sé, a mis años, cuándo alguien me cae bien y cuándo me cae mal. Otros le llaman química, pero lo cierto es que hay un "no sé qué" que me lleva a conectar o a dejar de hacerlo con otra persona. Supongo que lo mismo les debe pasar a los demás conmigo, pero eso es problema de ellos.
El tipo era de los que me caen mal a primera vista. No sólo por su aspecto, sino por esa cosa indefinible, impalpable, que me ofendía como a un gato escaldado el agua fría. Él estaba sentado a medias en la barandilla del paseo marítimo, a unos diez metros de la mesa en la que, junto a otras personas, tomaba yo unas copas.
No había determinado aún si era el bigotillo fascistoide, la cadena de oro al cuello, la melenita rizada, entrecana y macarra que intentaba disimular una calvicie que se anunciaba galopante, la pose chulesca o el moreno de profesional de playa lo que me repelía del mamífero en cuestión, cuando una aparición -como una diosa que surgiera de la lejanía- acercándose desde lejos con ritmo en el andar y en el cuerpo, hizo que me olvidara del sujeto descrito.
Un pareo alrededor de la cintura hacía que sus caderas fueran más que carne deseable y perfecta, ondas de espuma de mar. Balanceo eterno, curva prodigiosa que confluía hacia los muslos firmes y elegantes de piel de arena. La parte superior de su minúsculo biquini contenía -¿contenía?- no es justo decirlo así; mejor decir que se dejaba acariciar por los pechos de almíbar de la muchacha.

Desde lejos, la luz de su sonrisa oscurecía a la del sol y enamoraba. A mí, al menos, me enamoró. No pude apartar la mirada, asombrada, intensa, admirada ante la belleza que caminaba hacia mí por el paseo marítimo. Tanta intensidad puse en la expresión de mis ojos que ella la notó, estoy seguro, se fijó en mí y pude entender en su cara que le complacía mi casi adoración. Fue ver el cielo, contemplar como se abrían sus labios en una sonrisa más franca, de complicidad conmigo. 

Todo mi ser levitaba y me disponía a lanzarme a la ventura, al albur, al gozo de encontrarme con ella, cuando miró a la izquierda y se desvió hacia el macarra de playa. Se besaron. Y dejé de creer en Dios.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Después del pleno de octubre

Probablemente el pleno del día 26 de octubre de 2015 pasará a la historia por ser uno de los más largos de los que ha celebrado el ayuntamiento, lo que no sé si es bueno o es malo.
Estoy convencido de que las personas que dedican parte de su tiempo a servir a los demás han de contar con el reconocimiento de quienes nos quedamos en casa esperando que nos resuelvan los problemas  que podamos tener y merecen una consideración que no siempre les damos.
Creo que los hechos desmienten que les demos la consideración que se merecen. Cada uno de nosotros exige de los demás lo que no somos capaces de exigirnos a nosotros mismos ni a los “nuestros”.
Malo es que en un pueblo pequeño se haya establecido el “nosotros” y el “vosotros” y  aún diría que el “ellos”, pero es peor no intentar, al menos, poner remedio a esta situación. En la realidad nos encontramos con que, salvo honrosas excepciones que no hacen sino confirmar la regla, todo lo que hagan los “otros” está mal —incluso lo que objetivamente está bien— y lo que hagan los “nuestros” siempre es justificable —incluso lo que objetivamente esté mal y haya traído consecuencias negativas para la comunidad o parte de ella—. Se echa en falta entre nosotros el talante democrático que, por decirlo corto y por derecho, consiste en respetar el derecho de los demás a pensar como estimen más conveniente, no a estigmatizarlos por su manera de pensar. Vivir y dejar vivir en resumen.

Se recurre a la Ley, a la norma legal,  con demasiada frecuencia olvidando, a menudo, que la Ley no siempre es justa y sin tener en cuenta que la norma legal es invocada casi siempre por aquel a quien favorece que, a su vez, procura conculcarla en cuanto le resulta adversa.
La Ley hay que respetarla siempre, aún cuando resulte contraria a nuestros intereses. Hay mecanismos para modificar las leyes y para perfeccionarlas y a ellos se puede recurrir, pero en el deporte que es la vida los reglamentos hay que ir respetándolos en su devenir y en los cambios, porque de lo contrario se resiente la convivencia.
El ciudadano que no respeta siempre la Ley, no es un buen ciudadano y pierde toda la credibilidad cuando en unos casos la respeta y la bordea o la incumple en cuanto sus intereses se ven rozados.
El bien común ha de estar por encima de la apetencia individual y los intereses particulares han de ceder ante el interés de la comunidad dentro de lo que marcan las Leyes. Pero aplicar la Ley, a veces, consigue que el derecho de uno prevalezca sobre el de un grupo. De ahí que la discrecionalidad sea necesaria en algún caso puntual, aun cuando ¡pobre del juez que no se ajuste a la norma escrita porque de inmediato tendrá sobre su cabeza el estigma de la prevaricación!
Pero no se trata sólo de cosas gordas como la Ley; en las minucias de la expresión diaria de los grupos municipales no se deja de intentar zaherir al o a los otros bien por acción, cambiando el sentido de lo que cada uno hace o dice, o bien por omisión, ignorando lo que de bueno puede haber hecho el adversario. Ahí está el caldo de cultivo en el que se genera la fractura social, en considerar que el otro es el adversario y, por tanto, no es el que pretende el bien de todos, sin tener en cuenta que puede desear lo mismo que nosotros pero sus caminos para conseguirlo son distintos. En aunar esfuerzos para llegar al fin que se persigue consiste el bien que se pretende para el pueblo.

Parece ser que lo que se pretende desde los grupos políticos de ámbito nacional es que los ciudadanos participemos más en las decisiones que hayan de tomarse desde los centros de gobierno y eso se extiende a las entidades de población como la nuestra. A mí me parece que eso tiene ventajas para quienes gobiernan, pero no deja de tener inconvenientes para los gobernados.
En mi opinión la constante llamada a la participación ciudadana , además de quedar muy bien para ser “políticamente correctos”, retarda las decisiones que han de ser tomadas por los elegidos por la ciudadanía a la que se pide que participe en plantear decisiones cuya responsabilidad dejó en manos de los que salieron de las elecciones correspondientes. Bien está que se puedan aportar sugerencias—eso, en lo que recuerdo de vida municipal, siempre ha sido posible— o proponer vías de solución a problemas, pero los concejales y la persona de entre ellos que tenga la alcaldía tienen la obligación de tomar sobre sí la responsabilidad de la decisión. Son los concejales —cada uno desde su perspectiva de partido, pero olvidándose de partidismo en favor del bien del pueblo— los que creo que deben aportar las posibles vías de solución a los problemas. De no hacerlo así, de convertir el gobierno municipal en una asamblea permanente con llamadas constantes a los ciudadanos, ¿para qué han servido las elecciones?
Seguro estoy de que de entre los ciudadanos de este pueblo —de cualquier pueblo—existen quienes aportarán sugerencias, propuestas, ideas para el mejor gobierno del municipio, bien adscritos a un determinado grupo político o desde la independencia más absoluta. Por eso me parece bien establecer un cauce de participación ciudadana que vaya más allá del socorrido “buzón de sugerencias”, pero la participación debe ser sólo un modo de aportar más luz a los problemas sin tener la pretensión de que nuestra idea, la que aportemos, sea la elegida por el ayuntamiento por el procedimiento que esté democráticamente legalizado.
Y una cosa que considero importante es la generosidad que en este caso consiste en que una vez tomada una decisión por el procedimiento que acabo de decir, no sólo sea acatada por aquellos que tenían una opinión distinta sino que los que pensaban de otra manera pongan su esfuerzo en favor de conseguir el objetivo de lo decidido. Esa es mi manera de entender la oposición leal; vigilando que las cosas se hagan como deben hacerse de acuerdo con la decisión tomada en su momento.
Si ese ejemplo se diera desde el ayuntamiento creo que se podría reducir la fractura social que nos aqueja y que, en el pleno que motiva estas líneas, un ciudadano, en intervención muy feliz a mi entender, puso en equiparación en cuanto a la magnitud de problema con el de la deuda. Coincido en su apreciación porque sin el esfuerzo de todos, sin cohesión, no se puede seguir adelante. Hay que olvidarse de ideas partidistas, de grupos, de camarillas y pensar sólo en el bien del pueblo que, a mi entender, pasa por estos dos grandes retos: la gestión de la deuda y la recomposición social; el resto de gestiones —sin olvidarlas— han de pasar a segundo plano en este momento.

La situación de equilibrio inestable en la que las elecciones últimas han colocado a nuestro pueblo no es buena para los intereses de todos. Los grupos municipales habrán de tener mucha prudencia a la hora de llevar adelante el gobierno del pueblo y en la expresión de sus ideas para no pisar callos de manera innecesaria. Y rogaría a todos que no demos pie a que los energúmenos del grito y la descalificación sean los que orienten el curso de la vida diaria. No podemos estar los vecinos mirándonos de reojo o no atreviéndonos a decir abiertamente lo que pensamos por el temor a que uno de estos individuos se encare con cualquiera para tratar de imponer sus razones a gritos; el diálogo es mejor.


Me doy cuenta de la extensión de lo que acabo de escribir y de que son cosas obvias las que aporto, así es que dudo entre publicarlo o no; pero quiero tanto a Navajas que asumo el riesgo de que este sermón que me ha salido resulte mal interpretado.   

jueves, 5 de noviembre de 2015

¿ARTE?

A un servidor le da, a veces, por informarse e intentar descubrir tendencias actuales del arte o a disfrutar de los objetos que emocionan. Porque creo que uno de los objetivos del arte es el de suscitar emociones y aquí podríamos entrar a discutir si ha de ser la perfección formal, el tratamiento de los temas, la manera de representar, el dominio del color, de la forma o la oportunidad del mensaje, entre otras muchas cosas, las que son capaces de suscitar esa emoción. Incluso si esa emoción ha de ser placentera o no.
Pero como el asunto puede llegar a ser muy amplio, para no aburrir voy a ceñirme a las artes plásticas y más en concreto a la escultura.
Ante la diversidad de criterios que he venido constatando entre los gurúes del mundo del arte, muchas veces me he sentido perdido en las dialécticas empleadas por los que habrían de contribuir a hacer que los profanos descubriéramos las claves de la creación artística. Tan desamparado me he llegado a encontrar que en un momento determinado me decidí por adoptar un criterio: lo que me emociona me basta como sinónimo de obra artística y lo que me deja indiferente no me vale.
En mi búsqueda me encontré con un escrito de Yvan Blot, un político y alto funcionario francés que me sirvió de mucho para tomar posiciones con respecto al asunto del que hablo. El señor Blot afirma que: “El arte tradicional, en la mayor parte de las épocas y de los países representa, generalmente, los cuatro temas que constituyen, según Heidegger, el “mundo” de los hombres.” ; para hacerlo corto, resumiré que esos cuatro grandes temas son: la Divinidad, el Hombre, la Naturaleza y los Ideales de la Sociedad. Me detengo aquí por no tener que iniciar una larga explicación acerca de lo que digo. si alguien lo quiere no tiene más que decírmelo y podemos establecer una conversación acerca del texto del señor Blot.
Creo con el autor citado que, desde la desaparición de los mecenas del Renacimiento, de los grandes artistas plásticos, sobre todo entre los escultores, es más difícil vivir de su trabajo artístico de creación; excepto algunos que están en la mente de todos, el resto ha tenido que dedicarse a la docencia, a salidas laterales del acto creativo o —por decirlo de otro modo— a compaginar su actividad artística con otras que les procuraran el sustento, aunque excepciones hay a este aserto. Así es que, a falta de mecenas, los artistas han de vivir de las representaciones monumentales con las que los políticos procuran poner de relieve su ideología. Y de esto se deduca que el arte contemporáneo es ideológico.
Todo este preámbulo viene a cuento de que he leído una noticia en “El Mundo” que no me resisto a compartir y a comentar; el titular de la noticia es: “Una limpiadora tira a la basura una obra de arte vanguardista en Italia” y, a continuación se acompaña esta fotografía de la obra de arte:
 Luego, en el texto se explica que la limpiadora del Museo Bolzano de Milán, confundió la obra con los restos de algún “fiestorro" que hubiera tenido lugar la noche anterior y cumplió con su obligación de dejar la sala “como los chorros del oro” como se advierte en esta otra foto que, desde otro ángulo, se inserta en el mismo periódico:


La limpiadora recogió todo en bolsas de basura —que eso es lo que creyó que era “la obra”— y gracias a su diligencia y su previsión, el Museo podrá recuperar gran parte de lo limpiado.
Vittorio Sgarbi, uno de los principales críticos de arte de Italia, según el diario, manifestó a la NBC: "Si ella pensaba que era basura, significa que lo era. El arte debe ser entendido por cualquiera, incluidos los trabajadores de la limpieza. El hecho de que el museo pueda simplemente recolectar las piezas de la basura y ponerlas de nuevo juntas significa que no era arte de categoría”. Fin de la cita.
No puedo estar más de acuerdo con el señor Sgarbi y espero que a la limpiadora no sólo la feliciten por lo bien que hizo su trabajo, el específico, aquél para el que fue contratada, sino que la asciendan de inmediato a Directora del Museo por el esmero y el buen gusto demostrado en su decisión de quitar de él “la basura”; a la persona que ejerza ahora la dirección habrían de ponerla a sustituir a la empleada de la limpieza para que vaya aprendiendo.

Toni(n) “el de la Cuba”

martes, 3 de noviembre de 2015

Las Fiestas: Noche de Jotas

La noche del 16 de septiembre asistimos a un espectáculo de jotas, “Alma con la Jota” se llamaba, que me gustó de una manera particular.
Soy reacio a asistir a los espectáculos monotemáticos por una cuestión de lógica: si no tienen una gran calidad terminan por cansar al espectador. Si, además, la “calidad” es entendida por los artistas como una exhibición de potencia vocal o como la capacidad pulmonar en el aguante de una nota para despertar la admiración del espectador la catástrofe se me antoja inevitable.
Me apresuro a añadir que no ha sido el caso de la noche a la que me refiero: Creo que hace mucho tiempo —años— que no había asistido a una velada tan completa como la del día 16. Enhorabuena a los artistas, a todos los artistas, y quien ha tenido el acierto de traerlos a Navajas. Aquí la jota es sentida como algo propio, estamos en la frontera raya de Aragón y eso se nota en la respuesta de la gente ante la jota, una respuesta que tiene mucho de visceral y no poco de sentimiento que —creo yo— está grabado en nuestro cerebro reptiliano desde mucho antes de que la jota fuera “inventada”. Deben ser los componentes de esa manifestación los que estimulan los mecanismos que nos hacen emocionar.
Los joteros de la noche del 16 rayaron casi todos a gran altura y los que no llegaron a la altura de los mejores, tuvieron una muy digna actuación. 
Los intervinientes solistas demostraron un buen nivel en conjunto y algunos un nivel excelente, además, cuando hicieron de coro, se sometieron a las exigencias de volumen requeridas para que no se escuchara una voz por encima de las demás.
No hubo un dúo que no estuviera afinado y eso, en mi experiencia como espectador, es difícil de conseguir cuando se trata de un grupo de jotas. Enhorabuena.
Sin músicos no hay jota y los que actuaron en el espectáculo a que nos referimos estuvieron impecables durante toda la noche, afinados, adecuados en los acompañamientos, ricos en las introducciones, impecables en la ejecución. Habrá que decir que, además, dos de ellos cantan… y lo hacen muy bien.
Habiéndome gustado mucho todos ellos, voy a destacar al guitarra: llevó en todo tiempo el “tempo” adecuado, adornó lo que había que adornar y a-com-pa-ñó a los que cantaron y a los que bailaron estando atento a que bajo su dirección cada cosa estuviera en su sitio con solvencia y con buen gusto. Los bajos de su guitarra fueron un ejemplo de lo que se debe hacer.


Las dos parejas de bailadores me emocionaron por su adecuación a los tiempos, por el “movimiento” de sus posturas cuando estaban inmóviles, por la gracia de los movimientos, los guiños del gesto al dar un golpe de castañuelas, el trenzado de los pasos… y, además de todas estas consideraciones, por no convertir la jota en un ejercicio de acrobacia atlético-circense con saltos estrambóticos que nada tienen que ver con la danza, por no hacer de la jota un esperpento de sí misma.
Además de todos estos aspectos, que cualquiera pudo apreciar, se me ha ocurrido llevar mi reflexión un poco más allá de lo tocante a los aspectos formales por lo que me dado cuenta de que:
  • Cuanto mayor sea la calidad de los componentes de un equipo, mejores serán los resultados obtenidos en la consecución de los objetivos que se proponga, a condición de que:
  1. Cada uno interprete el papel que le corresponda:
    1. El coro ha de ser coro, sin “solistas” ocultos que destaquen del resto.
    2. El acompañamiento ha de potenciar la labor de los solistas, siguiendo la línea que éstos marquen para que la interpretación no resulte mecánica.
    3. Los solistas deben dominar, cada uno, su especialidad y su estilo.
  2. Todo ha de estar dirigido por una sola persona:
    1. Una vez definido el objetivo, el equipo, ha de dejarse de individualismos y poner el esfuerzo de cada uno al servicio del bien común.
    2. El que dirige ha de saber lo que hace. No se elige a un director por votación sino por su aptitud para el puesto y por su actitud a la hora de liderar el equipo, aunar aportaciones y marcar el tempo y los matices; el tono lo dará la partitura.
  3. La buena voluntad ha de suponerse en todos, pero las habilidades, cualesquiera que éstas sean, han de ser innatas y haber sido perfeccionadas por el esfuerzo, el estudio y el trabajo.
    1. Sin sentido del ritmo no se canta, ni se baila y sin sentido de la justicia, de la equidad, del bien, de la verdad no se lidera un equipo.

¡Hay que ver todo lo que da de sí una noche de jotas bien cantadas!


Toni(n) “el de la Cuba”

domingo, 1 de noviembre de 2015

Propósitos, buenos propósitos


Antes de ponerme a escribir en serio en este blog que acabo de abrir, voy a entretenerme en explicar lo que pretendo con él a fin de que los hipotéticos futuros lectores no se sientan engañados por lo que puedan leer en sus páginas.

Pretendo manifestar mi opinión acerca de lo que ocurra a mi alrededor, es decir en mi pueblo, en mi comarca, en mi comunidad autónoma en España o en el resto del Universo. Quizás esté limitando con esta manifestación inicial el alcance del invento pero advierto que éste es mi blog y voy a hacer con él lo que me dé la real gana, que una cosa son las intenciones y otra muy distinta lo que nos depare el futuro.

Intentaré conseguir que esas opiniones, las mías, sean expuestas de una manera razonada y de acuerdo con la lógica de los valores que defiendo. Ya sé que es difícil de lograr, pero voy a intentar hacerlo así a pesar de que soy consciente de que el infierno está empedrado de buenas intenciones y de que el que dice lo que quiere se expone a escuchar lo que no le gusta.

En cuanto a los comentarios, me reservo el derecho a publicarlos y el de responderlos o no. No quiero que ésta sea una página de montar debates, que éstos tienen su propio lugar y suelen resultar aburridos y poco resolutivos  por lo general cada uno  se encastilla en su opinión y no hay quien lo mueva de ella.


Cuando lo considere oportuno apoyaré o dejaré de apoyar iniciativas, acciones, posicionamientos, actitudes y hechos que yo crea que deben ser apoyados o combatidos. Ya he dicho que haré lo que me dé la real gana; que nadie se llame a engaño.


Una cosa que me gusta, como a casi todos, creo, es "dar caña" con las cosas que crea que son mejorables. Supongo que a veces me pondré serio, a veces me lo tomaré a chacota, pero siempre pretendo que haya sentido del humor y sorna -característica esta última que creo que hemos perdido en la Comarca del Alto Palancia- como ingredientes necesarios para que la opinión expresada no sea la de un estafermo doctrinario o la de un tonto solemne que pretende tener razón siempre. Ironía e incluso sarcasmo no serán ajenos a los contenidos que aquí aparezcan.


Es evidente que cada uno de nosotros tiene su propia manera de ver las cosas; la mía está tan mezclada, es tan variopinta, tan mestiza, que, como cantaba Alberto Cortez: "No soy de aquí, ni soy de allá..." de manera que a quien San Pedro se la dé, Santa María se la bendiga. No voy a personalizar, en la medida de lo posible, pero si alguna descripción puesta aquí por mí, retrata claramente a algún mamífero, serán responsabilidad del identificador tanto la identificación como el juicio que pueda formarse acerca del identificado; es decir: el identificador que lo identifique buen identificador será... "y a tí te encontré en la calle".

Escribiré cuando lo creo oportuno porque creo, con Machado que "... al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. / A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito,/ el pan que me alimenta y el lecho donde yago". Lo de "mansión" es de Machado, una licencia poética que él pudo permitirse, en mi caso habré de conformarme con "casa".


El título del blog ya da pistas acerca de quién escribe ésto y la firma termina de identificar a su autor que desea a los presuntos lectores la mejor de las venturas y que pasen ratos tan agradables, tan intensos, tan divertidos, como los que pienso pasar escribiendo aquí.

Ya que estamos en la fiesta del Todos los Santos -festividad nuestra que está en peligro de extinción frente a esa cosa que llaman "Halloween" importada de la cultura anglosajona por El Corte Inglés- aprovecho para felicitar a los que tengan la paciencia de leerme.

En la próxima entrada hablaremos del gobierno.

Toni(n) "el de La Cuba"