viernes, 22 de abril de 2016

Hasta el moño

Tengo la extraña sensación de que me están tomando el pelo. En realidad la sensación es la de que nos están tomando el pelo. A todos, colectivamente, con alevosía y cachondeo como decía el chiste de aquella señora a la que pilló su marido en pleno meneo con otro maromo.
Llevamos desde las elecciones escuchando al conjunto de los componentes de las cúpulas de los partidos políticos que “las urnas han hablado” y que “el mandato del pueblo es el de pactar” para constituir un gobierno.

Dejando aparte la ridiculez de las dos afirmaciones –pero partiendo del argumento que las cúpulas esgrimen– resulta que lo que han dicho las urnas que había que hacer en esta desdichada nación –pactar– no han sabido, no han podido o no han querido lograrlo entre todos los que componen la clase política. Cuando a alguien se le encarga algo que es de vital importancia y  ese alguien no lo logra, se le sustituye por otro que aborde la consecución desde otro punto de vista; por lo tanto, las repetidas cúpulas de los diferentes partidos que –como he dicho antes– no han sabido, no han podido o no han querido lograr el pacto deben irse a su casa. Cada uno a la suya y a dedicarse a lo que quiera que fuera que hicieran antes de meterse a redentores políticos. Todos. Y de manera especial los que faltan a la coherencia mínima que ha de tener el que adquiere responsabilidades políticas; me refiero al señor Iglesias que se queja de que su formación no tenga un lugar en la Diputación Permanente del Congreso diciendo que "le han apartado entre todos los demás".
El barrizal en el que se ha convertido España por mor de los bolsillos de algunos o por la desvergüenza de otros ha sido generado por los polvos de tiempo atrás que han traído los lodos que enfangan cualquier cosa pública que se investigue con un mínimo de rigor y otro poco de profundidad. Las instituciones están a los pies de los caballos –sólo faltaba la noticia de los jueces dando conferencias pagadas por Ausbanc– y la que no lo está –el Ejército– no es bien vista por algunos que tienen responsabilidades de gobierno, ¿no es cierto señora Coláu?
¿Nos hemos vuelto todos locos?
Es imprescindible que la ciudadanía tome clara conciencia de lo que nos jugamos en esta extraña segunda vuelta electoral que  se avecina y se deje de ideologías estériles para ocuparse de lo que es importante: resolver los múltiples problemas que tiene España –así, con todas las letras– haciendo que la Ley, la Moral y la Justicia sean las que informen todo el contenido de la acción del gobierno que nos lleguemos a dar. Siempre ha sido malo dividir las fuerzas y ahora nos encontramos más divididos que nunca precisamente cuando más necesaria es la cohesión social.

Toni(n) “el de la Cuba”