jueves, 30 de abril de 2020

Adoquines, jueves 20200430

Es día de respuestas y de hormigonado. De respuestas porque unos mallazos metálicos en la excavación que era motivo de mis desvelos, han resuelto la duda después de que un camión haya vertido el hormigón sobre ellos. Claro que, la pregunta es: ¿para qué? ¿Para que se quiere un trozo de hormigón armado junto al Olmo? Eso para mí es un misterio al que no encuentro explicación.

Parece que entramos en una nueva fase de la obra porque se han descargado paquetes que parecen contener los adoquines que van a ser  el nuevo suelo.
¿Serán los adoquines?


Hoy hay más transeúntes por la Plaza, no sé si será como consecuencia de que mañana es fiesta o porque, como hace un día espléndido de primavera la gente se siente más impelida a salir.

Adela lleva toda la mañana gestionando turnos en peluquería y en esteticista que, las pobres, se ven desbordadas por una parte por la impaciencia de los clientes y por otra por el descontrol que supone que mañana sea festivo y que la hipotética apertura esté prevista para el lunes próximo, porque las decisiones de este gobierno parecen responder a la cantinela que usaba mi madre para despistar a los que pretendían conocer qué iba a hacer: "aún no sabemos lo que haremos...".


Hay que aplaudir la pericia de los conductores de los vehículos de gran tamaño que se adentran en la Plaza. Un ejemplo: ayer el conductor de un turismo, con toda la calle de Castellón expedita para él, pisó el cemento fresco y dejó la huella de su rueda en él; hoy el conductor de la hormigonera –enorme– que ha entrado en la Plaza ha hecho todas las maniobras imaginables sin pasarse de los lugares que tenía que respetar.

Por la tarde, una nueva cuba de hormigón destroza mi proyecto de siesta. Esta vez el hormigón se va depositando en la pala pequeña que cada vez lo lleva al sitio en el que debe ser depositado. 
...dejando un gran manchurrón...










No obstante, una pala entera la vierten en la esquina de la calle de D. Luis Jordana, sobre el viejo hormigón y deja una gran mancha; luego, se levanta un nuevo trozo del viejo suelo en la embocadura de la calle y el hormigón vertido junto a lo excavado se emplea en volver a taparlo mediante el procedimiento egipcio de pala y carretilla que lleva consigo media hora de esfuerzo físico de cuatro hombres o lo que es lo mismo, dos horas/hombre que –de contar con el concurso de la máquina vertiendo en el lugar adecuado– se hubieran reducido a quince minutos; curiosa manera de proceder que contradice el aseo y la planificación de días anteriores y que sólo puedo achacar a que el conductor de la cuba tenía el tiempo tasado y no podía esperar a hacer las cosas bien. 
Mañana es día festivo y la gente tiene planes de confinamiento que no pueden esperar. 
Estas notas volverán a aparecer el lunes si el coronavirus no lo impide de alguna manera... Buen fin de semana.

Adoquines (miércoles). "Vivo sin vivir en mí..."

Es que no vivo ni sosiego; es que no logro adivinar qué finalidad tiene levantar el hormigón de alrededor del macetero del Olmo, es que no sé qué pintan los tubos corrugados que han acopiado ante la fachada del museo...
¿...excavación alrededor Del Olmo...?¿... tubos...?

Desde que en la tarde de ayer me dí cuenta de que empezaban a levantar el hormigón desde la base del macetero, vengo dándole vueltas a ese hecho sin que logre encontrar una explicación que me satisfaga.

Alguien que entienda de estas cosas de la construcción habría de sacarme de mis dudas antes de que empiece a desvariar... o a desbarrar, que sería peor, porque ¿como puede un jubilado estar tranquilo ante una obra que no comprende? ¿cómo es posible que el gobierno no dicte una Ley de información a la Ciudadanía Jubilada en la que se exija a los constructores que se den pelos y señales a cualquier  varón mayor de sesenta y cinco años que lo solicite o que ponga cara de no entender algo, apoyado en la valla de obra...?

Ya noto expresiones de extrañeza, suspicacias cuando se lee lo de varón: lo he querido poner de manifiesto porque a las mujeres las obras no les interesan; como máximo preguntarán "si hay suficientes armarios" y –las muy expertas– si hay un sitio en el que meter los útiles de limpieza, el "mocho", los cubos..., el resto les importa un pimiento. Bueno, no exactamente, porque cuando hay un ejemplar de tabletita de chocolate entre los obreros, el interés femenino aumenta; pero ésa es otra cuestión que nada tiene que ver con lo que nos ocupa 😇.

Mientras tanto, se han emprendido las obras de demolición de las aceras de la parte de enfrente de la Plaza. La máquina pequeña –el "maquinón" se lo han llevado– ametralla con su pincho el hormigón de las antiguas aceras y se siguen hormigonando los huecos que se han dejado antes.

Algún viandante me informa de que al parecer la obra incluye las calles que dan acceso a la Plaza desde la Calle Mayor, pero no al tramo de nuestra vía principal que va de una a otra y eso me parece que permanecerá como una pequeña chapuza que habría que intentar arreglar de alguna manera.

"Labor improbus omnia vincit", dicen que dijo no sé quién, pero es cierto; me acabo de dar cuenta de que los tubos pueden ser utilizados para proteger los contadores de las toma de agua como prueba esta foto tomada desde mi particular valla de obra.


...tubos encamisando contadores y tomas de agua...

Pero no quedan aquí las novedades que hemos descubierto hoy; gracias a nuestra constancia y a la perspicacia de nuestros reporteros; "Desde la Cuba de Oro" podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la Plaza quedará bicolor y que el proyecto es el de enmarcar el macetero del Olmo con un cuadrado cuyos adoquines serán de color rosa, lo que es de agradecer puesto que el gris y el rosa combinan de maravilla.

Hemos conseguido acceder a los planos secretos de la constructora mediante el uso de potentes teleobjetivos con los que hemos obtenido la fotografía que acompañamos a este reportaje y que confirma sin género de dudas lo que acabamos de escribir:
El plano de obra
Se advierten la silueta del macetero y la disposición del cuadrado que enmarcará a nuestro Olmo... salvo modificaciones de última hora de las que no nos hacemos responsables.

A las cinco menos cuarto se ha terminado de picar la última acera, ¿cómo podremos averiguar para qué se ha levantado el hormigón alrededor del macetero? Me temo que, como el presidente del gobierno, tampoco yo voy a poder dormir tranquilo... 😂😂😂.
Toni(n) el de "La Cuba"






















miércoles, 29 de abril de 2020

Adoquines, primer martes

...hay orden...
Se nota orden en la obra. Hay un ritmo una cadencia en el desarrollo de las actividades, cada cosa va detrás de la otra. En los descansos para comer o al terminar la jornada, las herramientas están recogidas, en su sitio, las máquinas aparcadas de manera conveniente, desconectado lo que no necesita estar conectado. Me gusta.

Creo que es consecuencia de ese orden la sensación que tengo de que cada día, en cada turno, se llega a los objetivos propuestos a pesar de los imprevistos que pueden darse en cualquier obra.

Mi impresión es que todo avanza adecuadamente. Esta mañana han empezado a hormigonar lo excavado ayer mientras la máquina proseguía levantando las aceras de la parte de la Plaza donde está el Café Valenciano  y las que dan a la Calle Mayor por las calles laterales.


La Plaza a medio día 20200428




Hormigón en el lado del Museo
Hormigón en el lado de mi casa
Mientras tanto –hormigonera con su runrún en marcha– se han ido hormigonando las superficies que ocupaban las aceras que se levantaron ayer, de lo que deduzco que, como ya creo haber dicho, la cota del suelo de la Plaza será la que tenían las aceras y desaparecerán éstas, como ocurrió en la Calle Mayor, pero algunos propietarios de las barreras para los toros tendrán problemas para poder anclar las suyas...

La tarde transcurre con el mismo ritmo pausado y constante; no hay prisas, cada uno se dirige a hacer lo que sabe que tiene que hacer. Llega un maquinón grande y se pone a picar en la superficie junto al Olmo; me llena de confusión porque ¿qué está haciendo?, ¿será que no tendrá toda la Plaza el mismo nivel?,
¿será que hay alguna modificación en el proyecto? ¿Que será, será...?
Toni(n) el de "La Cuba"



martes, 28 de abril de 2020

Adoquines: seguimos...

...se ha roto la trampilla...
La tarde de ayer continuó monótona. Emprendieron el levantamiento de la acera de mi fachada sin otro incidente apreciable que la rotura de la trapilla que cobijaba al contador de agua potable. Me dicen que ya han encargado otra; es evidente que desde mi posición privilegiada me entero de cualquier anomalía o incidente que se produzca. ¡El sueño de cualquier jubilado ante una obra! Además puedo interactuar con los protagonistas. ¿Puede pedirse algo mejor?

La percusión de la máquina grande tiene en la casa el efecto de un leve temblor de tierra hasta que el aparato rebasa la longitud de la fachada.

Debo rectificar mi apreciación de ayer; el ancho del espacio que están levantando no es de un metro y medio, sino el del ancho de la acera porque no se va a levantar la superficie de la Plaza. Los adoquines irán superpuestos al hormigón actual de manera que toda la superficie alcance la cota de las viejas aceras, con ligeros gradientes para que el agua discurra por donde debe.


El equipo que actúa aquí parece eficiente: hay cuatro de amarillo uno de los cuales usa mascarilla... de barbuquejo, el que maneja la máquina viste chaleco rojo y el jefe lo lleva de color azul. Deduzco la jefatura porque, de vez en cuando, consulta unos papeles y tizna el suelo con un espray de color rosa muy acertado indicando futuras actuaciones en el cañamazo del suelo. Los cuatro de amarillo son americanos, uno del norte y los otros tres de Centroamérica, de los cuales, uno de Ecuador. Si estuviera aquí una buena amiga mía, seguro que ya conocería el estado civil, los nombres y apellidos y las circunstancias personales de cada uno.

Llegó un camión que descargó un montón de algún tipo de tierra o mezcla, depositó un contenedor nuevo y retiró el anterior, lleno. El fin de la maniobra lo recogí como si yo fuera un Abenámar cualquiera con el fin de que lo puedan disfrutar; maniobra limpia, coordinada y con una ejecución impecable.

La estrategia que parecen seguir es simple: primero uno de los operarios con una radial –acabo de acordarme con júbilo de cómo se llama la herramienta– corta la acera a ras de las fachadas; luego, la máquina con el pincho destroza el hormigón y los bordillos que la conformaban y, tras ella, tres obreros más retiran los cascotes y limpian el espacio que queda. Luego la máquina grande cambia de herramienta, y con la pala recoge los cascotes y los lleva al contenedor.

Un incidente a reseñar es que no sólo se rompió la trampilla, sino que la acometida de agua de mi casa presentaba una fuga que, provisionalmente fué arreglada con una cinta roja puesta, a conciencia, debo decirlo, por uno de los obreros de amarillo que, además reclamó del jefe –que se había ido antes- que trajera un recambio para ponerlo hoy.             





lunes, 27 de abril de 2020

Adoquines. Primer día

!Ya han empezado! ¡Ya han empezado! 
Ya se oye el ruïdo de máquinas ruines,
la radial rechina cortando el camino.
Ya llegan, de lejos, llenándolo todo, 
el polvo y el ruido de los albañiles.

Si Rubén Darío levantara la cabeza me tiraría algo o mandaría a alguien para que me rompiera las piernas. Ustedes disimulen la vena heroica con la que me arranco y prometo no volver a hacerlo... hasta la próxima.

Pero lo cierto es que han empezado las obras de adoquinado de la Plaza y esta mañana nuestra ágora particular presentaba este aspecto:


Así estaba la Plaza al inicio de las obras.

Las fuerzas de choque han desplegado su logística: el contenedor, el compresor, la hormigonera y se han puesto, con propiedad, "manos a la obra".

Por la mañana el tono agudo de la sierra que corta el hormigón, delimitando espacios a destruir, tiene el bajo ominoso del compresor al que acompaña el trémolo del martillo neumático que tabletea a ráfagas cortas perfilando elementos que habrán de conservarse o facilitando la destrucción de espacios a los que la máquina más potente no podría acceder. Es todo como una sinfonía en la que los solistas fueran los obreros que van de un lado para otro permitiendo el mejor rendimiento de las máquinas. Es como si Mosolov escribiera una nueva obra que se titulara "El Adoquinado de la Plaza" y que tuviera treinta movimientos –más o menos– que son los que el ayuntamiento prevé que tendremos que escuchar.

En el tiempo que llevo escribiendo esta entrada, todo el suelo, desde la esquina del Museo Manolo Rodríguez hasta la Calle Luis Jordana, ha sido levantado en una superficie de un metro y medio aproximadamente; la acera ha desaparecido y un contenedor de escombros aparece lleno con los restos de lo que fuera suelo de parte de la Plaza. "Estos, Fabio ¡ay dolor! que ves agora...", que escribió Rodrigo Caro...

A las dos de la tarde cesa el ruido; se han callado los motores y se retiran los obreros, debe ser el descanso.

Las golondrinas –que ya han vuelto– del alero del Museo conversan, gárrulas, entre ellas y algún gorrión contrapuntea los diálogos. La tarde avanza.


Toni(n) el de "La Cuba"



sábado, 25 de abril de 2020

Preguntas a partir de un editorial

«Pero no se defiende mejor a los españoles en Bruselas -más bien al contrario- con órdagos imposibles y aún menos con conejos de la chistera que son auténticos tropiezos. Es lo que ha ocurrido durante semanas con el empecinamiento estéril en los coronabonos, cuando como ha repetido hasta la saciedad Merkel ni siquiera los permiten los tratados de la UE. Y es lo que ocurre ahora con esa ocurrencia de la deuda perpetua europea, que  ningún otro líder ha respaldado porque está prohibida en el BCE, como bien le podría haber explicado al presidente del Gobierno algún responsable del Banco de España si se dejara asesorar.»
Hasta aquí parte de lo que recojo de «El Mundo» en su editorial. Hay que hacerse alguna que otra pregunta:

  • ¿Quién o quiénes generan esos órdagos?
    • ¿Son producto de profundas deliberaciones en Consejo de Ministros o vienen hechos desde fuera?
  • ¿A quién o quiénes se les ocurre sacar conejos de la chistera?
    • ¿Se busca a los responsables de las consecuencias de esos números de magia en forma de tropiezos?
  • ¿Alguien había comido una seta «rarita» cuando se le ocurrió pedir los coronabonos?
      • ¿Pensó cualquiera de los «altos varones –y hembras– apostólicos» del gobierno –y pienso en la señora Calviño- que nuestros «consocios» de «Uropa» iba a detraer un euro de sus cuentas para ayudar?
      • ¿No se consultó a la «suficiente» ministra de Exteriores acerca de la consideración que merecemos a nuestros queridos socios ricos?
    • ¿Quién tuvo la ocurrencia de lo de la «deuda perpetua»? 
      • ¿Es que «no se hablan» el gobierno y el Banco de España?
Da la impresión, de que, visto desde fuera, en el gobierno dominan algunos «esgarramantas» y algún que otro «perroflauta» que piensan más en su ideología que en lo que es posible en el extremo de la necesidad, que es donde nos vamos a encontrar. En el extremo de un camino que se corta abruptamente y presenta un precipicio en el siguiente paso.
¡Ojalá me equivoque!

viernes, 24 de abril de 2020

ADOQUINES

Dada mi fama de cascarrabias entre quienes me leen –tres, de los cuales dos son familiares directos– debo aclarar que con el título de esta entrada no me refiero a seres humanos de ninguna especie, ni siquiera a los políticos.
Se trata de que en mi pueblo «alguien» –no sé quién porque el ayuntamiento no tiene un duro y debe… hasta callarse aunque haya de autorizar la obra– ha decidido que hay que levantar el hormigón que conformaba el suelo de la Plaza del Olmo y sustituirlo por adoquines. Personalmente creo que «alguien» habría de invertir los euros que se gasten en esta obra en –por ejemplo– arreglar baches de calles que están en muy mal estado; ya opinaba lo mismo cuando «alguien» decidió adoquinar la Calle Mayor, pero entonces no estaba confinado y no me apetecía expresar mi opinión por escrito. Me malicio que "alguien" le ha dicho al ayuntamiento que tenía unos euros para gastar en proyectos que hicieran bonito y nuestros ediles decidieron aprovechar la ocasión. 
Por mi condición de «persona de riesgo» estimo que mi confinamiento irá para largo y como tener una obra al pie de mi balcón es una de las situaciones que más desea un jubilado que se estime, que es mi caso, voy a hacer un pequeño diario de las obras con fotos para ir viendo su progreso. Al paso comentaré lo que me parezca digno de ser comentado, con buen talante y «animus iocandi», que es algo que viste mucho y resulta agradable. Esa es la intención, luego, veremos lo que sale. Invitados quedan todos a hacer los comentarios que estimen oportunos. Me comprometo a publicar  aquellos que me parezcan bien.


Ya conozco alguna que otra característica de la obra –en realidad conozco cuatro de las peculiaridades de la misma– pero me las reservo para ir comentándolas a medida que vayan apareciendo.
Por el momento, como se aprecia en la foto que ilustra este escrito, el contratista ha establecido sus reales al pie del Olmo y ha pintado unas líneas en el suelo. Es el "replanteo". Empieza la obra. El lunes 27 de abril del año del Señor 2020 empieza el jaleo.

martes, 21 de abril de 2020

Preguntas, algunas respuestas y otras apostillas

Cuando se hable del año 2020 se asociará para siempre jamás al Coronavirus o al Covid-19, que de cualquiera de las dos manera se conoce al virus éste de nuestros pecados que nadie sabe quién es: nadie, ni siquiera los científicos más eminentes ni los laboratorios más importantes, ni... Nadie.


Pero todo el mundo dice: "estamos luchando contra el Coronavirus..." "juntos, venceremos" –je,je,je– y yo me pregunto ¿cómo se puede luchar contra lo que no se conoce? Fíjese usted, querido lector, que no tengo respuesta para esa pregunta. Podría decir que se lucha contra los efectos que causa ese virus entre los humanos, pero no contra el virus en sí.

Primera fotografía de un coronavirus
que se llama así por la "corona" que se ve
al observarlo al microscopio. De su familia es el Covid-19
(Obtenida por June Almeida Londres en 1964)


Y si nadie sabe algo de él –excepto que unas veces puede ser mortal y otras no, que unas veces ataca a los pulmones y otras a otra víscera importante, que un ser humano puede ser portador y no dar síntomas...– ¿cuál es la índole de la lucha que se mantiene? Supongo, en mi cortedad, que al hablar de la "lucha" lo que se quiere decir es que por una parte estamos –más bien están– intentando los científicos dar con la cara del infeccioso, con su domicilio, su trayectoria y las fechorías que puede cometer según quién lo acoja. Eso, por una parte, serviría para establecer la manera de impedir que siga infectando; por otra parte encontraríamos el modo de curar a todos a los que les toque la lotería vírica.



Establecida la ignorancia humana en esta materia y a toro pasado, me pregunto: después de que lo hayamos detectado y derrotado, que para eso somos la especie dominante, ¿dedicarán los gobernantes una parte sustancial y suficiente de nuestros impuestos al desarrollo de la investigación básica? No tengo la respuesta y me reservo el deseo por si se convierte en realidad o no.



–¿Por qué, al parecer, no hemos aprendido del ejemplo de Corea del Sur –en oposición al de China– y en comparación con el de Italia, uno exitoso y otro de fracaso? 

–Cállate, que eso no es importante– me responde una voz de por ahí dentro.


Nos han traído mascarillas que ha comprado la Generalitat Valenciana; tres por persona, para todos los mayores de 65 años. Cada mascarilla es efectiva para no infectar -no para no ser infectado–durante unas horas y entiendo al leer las instrucciones que es de un solo uso; la pregunta que sigue es: ¿no hubiera sido más eficaz traer a las farmacias mascarillas de más de un uso aunque las hubiéramos pagado los que pudiéramos y repartir gratuitamente a los que no las pudieran pagar? 

–No sé por qué tienes que poner siempre pegas a lo que hacen los que gobiernan– me dice la misma voz de antes.


No he visto una sola manifestación de duelo estatal en las televisiones, ni he leído alguna nota oficial en la prensa en la que se manifieste el dolor del Estado por los fallecidos a causa de esta pandemia, no hay duelo, no tenemos conciencia del dolor, del número de fallecidos, del desconsuelo de los familiares con los que podríamos condolernos. ¿Estarán esperando a que se redondee la cifra oficial de fallecidos cuando se haya "controlado" la infección?

–Pareces tonto; es por no alarmar a la población, ¿no ves que son menores de edad mental y se asustan por nada?- me recrimina este Pepito Grillo particular. Y me enfrento a él: –Pero tú, alma de cántaro, ¿te crees que nos están diciendo la verdad en cuanto al número de muertos "que superen la cifra de fallecidos otros años por estas fechas"? 
–Y eso, a tí, ¿qué te importa?- me responde Pepito con tono agrio– lo que has de hacer es obedecer lo que te mandan y no salir de casa que los médicos saben lo que dicen. –¿Los médicos? A los sanitarios mucho aplauso y pocos medios; más valdría que se les diera el material sanitario adecuado que reclaman– respondo ya enfadado. –¿Por qué subrayas lo de adecuado? –me pregunta. –Porque he oído que los test que ha comprado el gobierno no sirvieron, los han devuelto y les han vuelto a mandar test que no sirven y ahora reclaman el dinero al proveedor. –¡Eso es un bulo!– me dice la voz elevando el tono. –Será, contesto, pero ¿quién dice que eso no es cierto? –¿Quién lo va a decir? todas las teles, la Sexta, la Cuatro, la Cinco... –Ya... respondo.


Dejo muda a la voz mientras sigo haciéndome preguntas –quizás las comparta con usted, que me lee– y pienso que esta catástrofe nos va a cambiar la forma de vivir, que nada volverá a ser como fue antes y sigo preguntándome cosas sin creer en nada porque como dice Daniel Schmactenberger, "¿cómo sabe usted que lo que cree es verdad?"


                                                                                                                                                                          Toni(n) el de “La Cuba”