domingo, 28 de febrero de 2016

Dos protagonistas de la "Crida" de 2016

Acabo de ver la Crida. Es éste un acto con el que se da comienzo a las fiestas de las Fallas en Valencia. Una muchedumbre se reúne a los pies de las Torres de Serranos –las que se construyeron abiertas por detrás para que nunca pudieran ser empleadas en contra de los habitantes de la capital– para celebrar ese acto que para los falleros es fundamental, es importante, es la reafirmación de su pertenencia a un colectivo que hace de la fiesta su bandera de identidad y de ésta su modo de entender la valencianía.
El acto reviste a mi entender los ingredientes de fiesta popular, de agrupación del pueblo en torno de sus símbolos y los de acto oficial al que las primeras autoridades de la Comunidad y de la ciudad que es “Cap i Casal”, asisten porque es preceptiva su presencia.
La Crida del año pasado fue el principio del fin de doña Rita Barberá que, al parecer andaba pasada de vueltas cuando dijo lo del “caloret”. Este año hacía fresco o casi frío junto al Turia y las máximas autoridades asistentes al acto han dejado de estar a la altura que el acto merece.

El señor Puig –me niego a llamarle don Ximo– o no se sabe el Himno Oficial de la Comunidad que preside, o si lo sabe no ha querido cantarlo. Durante el acto ha permanecido luciendo su estólida sonrisa de salir del paso y excepto al final, cuando los vivas, no ha dado señales de querer “ofrendar nuevas glorias a España”.
En cuanto al alcalde Ribó, ha asistido, de acuerdo con su costumbre, impropiamente vestido. Un hombre público ha de parecerlo y no puede llegar a un acto protocolario vestido como si fuera a una excursión de pesca. Un traje y una corbata le hubieran ido mejor que su populista atuendo que sólo los que le sean muy afines entenderán como un gesto de acercamiento. Hay una parábola en el Evangelio que habla de los invitados a una boda que es muy fácil de entender, léala; y la mujer del César no sólo ha de ser honrada, además tiene que aparentarlo. Si el señor Ribó, don Juan, antepone su comodidad al protocolo, mal vamos; si con su vestimenta de hoy lo que hace es anteponer al protocolo sus ideas, es que éstas se quedan en lo textil y entonces vamos peor. 
Por si fuera poco, su discurso leído como con desgana no pasará a los anales de la oratoria; leído como con vergüenza, a trompicones como si no fuera con él lo que se estaba celebrando.
Las cámaras han enfocado durante poco tiempo al señor alcalde, pero durante el tiempo que le han mantenido en pantalla no se le ha visto hacer más que movimientos con la boca para “simular” que estaba cantando el Himno, lo que añade a la ignorancia culposa la voluntad de engañar al respetable. No me ha gustado nada.
Debe ser que los dos señores que tienen tan altas representaciones son muy “suyos”, en lugar de ser un poco más “de todos” puesto que a todos tienen la obligación de representar.
Es posible que ambos sean –como circula por ahí– declarados pancatalanistas que pretenden ignorar una historia evidente para someterla a los caprichos de los separatistas del nordeste.
Voy a permitirme dar un consejo a los dos señores aludidos, porque es prerrogativa de los mayores aconsejar aunque no se nos haga caso: apréndanse el Himno, compren corbatas y olvídense de Cataluña, porque el pueblo valenciano necesita de la experiencia, la sabiduría y la honradez que han pregonado durante sus respectivas campañas electorales para salir de la situación en la que estamos al decir de ustedes. Si empiezan otra vez la guerra de símbolos y de identidades, volveremos a tiempos de los que todos nos alegramos de haber salido.

Toni(n)  “el de La Cuba”

lunes, 22 de febrero de 2016

¿A dónde vas Europa?

La Unión Europea ha hecho, una vez más, el ridículo. Viene haciéndolo de manera inveterada sin que ninguno de sus próceres se quiera dar cuenta de hasta qué punto tiene hasta el “pirri" a los ciudadanos que creían de buena fe en el significado de la palabra “unión”. Hubiéramos tenido que quedarnos en lo de “Comunidad Económica Europea” que es de lo que no ha pasado la Europa de los mercaderes –de los mercachifles más bien– que nos ha conducido a los ridículos en los que vamos cayendo.
Ya me manifesté en este cuaderno acerca de lo que me parecía el acuerdo con los turcos y estamos viendo las primeras consecuencias de estos acuerdos de manera que –sin haberse apagado los ecos de las nuevas reclamaciones de Turquía para cumplir aquello por lo que se le ha pagado espléndidamente– nos metemos de hoz y coz en un acuerdo con la nunca suficientemente ponderada Albión que –como acostumbra– reclama para sí todas las ventajas sin arrostrar ninguno de los inconvenientes de pertenecer a un club del que no puede prescindir por mucho que presuma. Cierto es que ese club tiene muy difícil seguir adelante sin la participación de los anglosajones, pero no tendrá otro remedio que hacerlo si no quiere que ellos sigan tirando de la teta que el resto engordamos. 
La cosa es más simple de lo que parece: si usted no quiere respetar las normas del juego, deje de jugar; pero deje de jugar del todo aunque el resto hayamos de apretarnos el cinturón, que no vendrá mal, a esta sociedad de hartos que es “Uropa”, conocer lo bien que van unas penurias para apreciar lo que se conquista con esfuerzo. Limitar los derechos de los ciudadanos de la mal llamada “Unión Europea” por parte de uno de sus miembros no habría de ser admitido por ninguno de los del resto de los componentes de ese club. Lo diga el señor Rajoy o su porquero, lo diga la señora Merkel o el presidente de turno del grupo; lo diga quien lo diga
Los ciudadanos de Europa, de toda la Europa geográfica habremos de ir pensando en vivir de acuerdo con nuestras posibilidades porque hacerlo de otra manera es política-ficción, economía-ficción, geopolítica-ficción. De seguir el camino que hemos emprendido no haremos otra cosa que dar alas a los Pablos y Pedros que se ocuparán más de “ir contra” –sus hechos lo demuestran– que de estar “a favor de…” como sería lo deseable.
Y ahora, a pensar que p’a eso estamos…

Toni(n) el de “La Cuba”

martes, 2 de febrero de 2016

¿Quién sabe dónde?

Ésa podría ser una buena pregunta para averiguar lo que me propongo. Las cosas que han sido donadas al ayuntamiento o que el ayuntamiento ha comprado pertenecen a todos nosotros. Son propiedad de todos los vecinos y hemos de tener a orgullo ser poseedores de ellas y disfrutar de su uso, de su belleza o de la historia que llevan consigo.
Lo digo a cuento de que hay tres objetos cuyo destino me preocupa y que, al parecer, nadie sabe dónde se encuentran. Voy a ir enumerándolos para que si algún lector sabe dónde pueden ser localizados con el fin de ponerlos en valor porque escondidos, guardados, ocultos, esos objetos pierden todo su sentido.
Empezaré por la piedra fundacional del ayuntamiento acerca de la que han escrito Juan Antonio Torres Gascón –de feliz memoria–  Vicente Villalba Martín y Pilar Vañó. Esa piedra –rota ahora– que localizó Ramón Sáez (q.e.p.d.) dando la pista a Juan Antonio para que éste la rescatara, “debe estar” en algún almacén del ayuntamiento; no sé en cual, pero sea en el que sea ése no es su lugar ya que la lápida lleva la inscripción fundacional de la casa consistorial en el tiempo del rey Carlos III. Estimo que habría de ser restituida al lugar que le corresponde –que, a mi entender, no es otro que la fachada del museo Manolo Rodríguez– ya. Si las tareas de colocación en su sitio son excesivamente onerosas para las posibilidades del ayuntamiento actual, hágase saber para que, entre los que queremos que vuelva al sitio del que nunca debió ser arrancada, veamos el modo de sufragar los gastos que la tarea lleve aparejados. 
"Año 1(7)80, 2(0) del rey-nado..."
Pilar Vañó podría asesorar al ayuntamiento acerca de la pertinencia de colocar esa lápida en el sitio que le corresponde; estoy seguro de que si se requiere su participación lo hará con gusto… y con el rigor necesario para que el resultado sea algo digno.


Antes de 1986 el cerco que a modo de maceta contiene al Olmo tenía una fuente de la que manaba un abundante chorro de agua por la boca de un león humanizado hecho de latón. Justo el que puede ser visto aquí. 
El "león" de la fuente de la Plaza hasta 1986
Al poner el relieve de Manolo Rodriguez durante las celebraciones del 350º aniversario de la plantación de nuestro árbol más querido, el león humanoide desapareció y de él “nunca más se supo”. O, al menos un servidor de ustedes no tiene noticia alguna de que pueda ser encontrado. Habría que intentar al menos, reconstruir la trayectoria de esta pieza, que es de todos, para hacer con ella lo que se estime más conveniente. Alguien que haya estado en los sucesivos ayuntamientos desde 1986 ha de saber donde pueda estar ¿o es que a nadie se le ha ocurrido pensar que es obligación de los que ostentan la representación de todos la guarda y custodia de los bienes comunes? desde aquí solicitamos con todo respeto y con toda firmeza que sea encontrado el adorno del que casi todos tenemos recuerdo.
El tercer elemento me toca muy de cerca porque tuve una intervención directa en conseguirlo para todos. Con motivo de la edición del sello del Olmo, y gracias a una indicación que me hizo en un aparte Gemma Llopis Torija-Gascó, conseguí para todos y para ser colocado en la fachada del ayuntamiento un buzón de Correos con la forma de la cabeza de león con las fauces abiertas.
Éste no es el nuestro, pero se le parece...
El buzón que fue colocado y estuvo allí hasta que se emprendió la remodelación de la casa. Es de suponer que sería acopiado con el resto de objetos dignos de ser conservados y que está en algún lugar de almacenamiento de “trastos”. ¿Dónde está? ¿No podría ser colocado en algún lugar para singularizar de alguna manera el servicio de Correos de nuestro pueblo?

Son tres cosas, tres objetos que pertenecen a nuestro pasado histórico, desde el más lejano al más reciente y es sabido que el pasado es lo que existe porque el presente es la fugacidad y se transforma en él de inmediato y el futuro aún no está aquí.
Toni(n) "el de La Cuba"