jueves, 22 de junio de 2017

INCIVILIDAD

Incivil quizás sea un adjetivo contundente que levantará ampollas en quienes sean calificados con él, pero la grosería, la mala educación, están implícitas en él al aplicarlo. Y, aunque protesten los inciviles, tampoco vamos a andarnos con florituras con los que se quejan de todo lo que hacen mal los demás sin pararse a pensar en lo de la paja y la viga de que nos habla la Biblia.
Porque hay gente –incivil– que se queja de que las calles están sucias y no se corta un pelo en tirar al suelo todo aquellos que pueda resultarle molesto o incómodo, ya sea un papel, una bolsa de plástico o las cortezas de las pipas con las que va sembrando el itinerario de su paseo o el lugar en el que sienta a descansar.
Hay quien ve mal la suciedad en la puerta de su casa y en cambio, no se entretiene en recoger las “caquitas" de su perro –debe ser que el animalito es un incivil– que éste ha “depositado” frente a la casa de otra persona.
También es un incivil el que se salta las normas que le interesa saltarse –de entre las que nos hemos dado todos para que todos las cumplamos– porque ”como nadie dice nada” le interesa creer que está permitido hacer lo que le apetezca.
El que aparca en el lugar en el que está prohibido aparcar es un incivil aunque no exista una señal de prohibición que lo recuerde. La norma de tráfico obliga aún en ausencia de la señal. Por ejemplo: está prohibido aparcar a menos de cuatro metros de una esquina. 
El adulto que se pone a jugar a la pelota en una vía pública es un incivil. Y si lo hace debajo de la señal que recuerda esa prohibición, más incivil. Y si lo hace con un niño participando en el juego está haciendo del chaval otro incivil.

Inciviles son los que van en bicicleta por calles en dirección contraria. Y los que no enseñan a sus criaturas a respetar las norma de tráfico; además de inciviles son temerarios porque los niños, en su inconsciencia, pueden estamparse contra un coche que circule debidamente.
Son inciviles los que acuden con sus retoños –o nietos, o sobrinos, con niños pequeñitos– a lugares en los que el silencio es obligado por la naturaleza de lo que en ellos se celebra y creen que no molestan los gritos, las carreras o los juegos que realizan las criaturas.
Es incivil el que carga sin más ni más contra los que están educando a sus hijos e intentan que un poco de civilidad entre en las mentes de los chiquillos. A fin de cuentas a la Escuela van los niños a aprender matemáticas, lenguaje, geografía, ciencias naturales; lo de la educación lo deben llevar aprendido de casa para que pueda ser reforzado en la sociedad que es la clase, el grupo, el colegio.
Y para terminar, es incivil el que cree que “el otro” es el que lo hace todo siempre mal.
De lo que llevo escrito se puede deducir –a poco que uno sea crítico consigo mismo– que todos somos o hemos sido inciviles en algún instante de nuestras vidas por acción u omisión, pero de este reconocimiento a hacer ostentación de incivilidad media un abismo de educación, ¿no les parece?                                                               

Toní(n) el de “La Cuba”