martes, 26 de diciembre de 2017

ZAPATERO, A TUS ZAPATOS

Es bien conocido el refrán español con el que titulo este escrito. A nadie se le oculta el significado que tiene porque pocas veces se encuentra un refrán más claro que el que nos ocupa. ¿Y a qué viene el exordio con que obsequio a mis hipotéticos lectores? Viene a que ha habido un grupo de científicos catalinos –ellos dicen que son más de mil– que se ha entretenido en promocionar su idea política ofendiendo al resto de españoles que no “somos catalanes” haciendo gala de su ignorancia en materia de Historia, en materia de política, en educación –entendida en su doble vertiente de instrucción  y  educación– y en sentido común. No sé si se me olvida enumerar alguna de las carencias que demuestran esos científicos aunque si quiero señalar que me parecen peligrosos reaccionarios que no tienen la mínima idea de lo que significa respeto a los demás.
Los señores a que me refiero, con evidente falta de verdad, han dicho que “España es un país agrícola que se dedica a la caza”.
Tomo de “El confidencial.com” –en el que leo la noticia– algunas frases que ciertos científicos catalanes vierten en el artículo titulado “La tesis de los científicos 'indepes': "España es un país agrícola que se dedica a la caza”, que firma David Brunau.

Para Roderic Guigó, catedrático de Genética del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (CEXS) de la Universidad Pompeu Fabra y uno de los científicos de referencia “es importante para la ciencia catalana que los partidos independentistas vuelvan a ganar las elecciones, porque si no "la alternativa sería el retorno al fascismo del PP y Ciudadanos, que no tienen escrúpulos en promover el exilio de nuestros gobernantes y su rendición incondicional. Es el fascismo que encarcela, hiere y censura. Como científicos, sabemos hacia dónde no tenemos que ir. Ante la ilusión de un país nuevo está la oscuridad del Estado español y la vulneración de los derechos humanos”.
Tengo algunas preguntas que hacerme: 
  • ¿Qué tiene que ver la ciencia catalana con el resultado de las elecciones? ¿Quizás es que se malicia el eminente científico que el “momio” de la subvención a cualquiera de los proyectos acerca de la genética de la gallina autóctona catalana –o de cualquier otra “investigación” peregrina– se le acaba?
  • ¿Dónde ha visto tintes fascistas el señor Guigó, en la actitud de respeto a las leyes de PP, Ciudadanos y PSOE, en la negación de los derechos de la oposición en el Parlament o en la huída –y no a Egipto precisamente- del “caganet” Puigdemont?
  • Si, como parece, es este señor miembro de o subvencionado por la A.N.C. se explica casi todo; no obstante, ¿no se le habrá ido la olla con tanto Mendel arriba y abajo? ¿Seguro que conoce algo de Leyes, de Historia de España, de algo que no sean alelos, caracteres dominantes, caracteres recesivos, cultivo de guisante y otras prendas de su saber?
Pero no es el único; Alicia Casals, catedrática de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPF), doctora en informática y número 63 por Barcelona en las listas de Junts per Catalunya dice en un alarde de pensamiento profundo:
"España es un país más orientado a la agricultura y sus prioridades son las que son” y se queda tan ancha. No sé si el lavado de cerebro de su pertenencia a Junts per Catalunya  habrá afectado a su RAM, a su ROM o si es que ha recibido apoyos de sus conmilitones políticos para llegar al puesto que ostenta, pero me temo que su formación básica haya sido deficiente hasta el punto de dejarla con un discurso más propio de un niño de seis años que en el de una doctora en informática, a no ser que el doctorado le haya sido concedido por méritos diferentes de los académicos, cosa que no sería extraña. 
Su compañero de ponencia Joan Cardona, jefe de la Unidad de Tuberculosis Experimental del Instituto Germans Trias i Pujol, abundó en esa misma tesis. "España es un país agrícola que se dedica a la caza y a atraer a jubilados, pero aquí [en Cataluña] no tenemos esa necesidad. Por eso la república nos permitiría aumentar la inversión en investigación y situarnos como un país puntero. Eso requiere de una libertad y una flexibilidad brutal y si seguimos en un estado dirigista nunca lo lograremos. En España no sabían ni lo que era la investigación hasta que el conseller Mas-Colell fundó el ICREA [Institución Catalana de Investigación Avanzada y Estudios Avanzados]
Bien por el señor Cardona.
Demos gracias al cielo por enviar a Cataluña al “conseller” Mas-Colell que hizo de esa parte de España un faro de la investigación mundial que nos redimió de la ignorancia y no nos  permitió seguir embrutecidos y patentando solamente máquinas de confeccionar pirindolillos para boinas –a condición de que toda la materia prima empleada fuera de fabricación nacional- o parches para panderetas con idénticas condiciones. Gracias a esa capacidad investigadora consiguieron hacerse ricos algunos españoles de i’Empordá o de la Plana de Vich poniendo un palito a una fregona o a un caramelo, dos grandes inventos fruto de la investigación en punta desarrollado por alguno de los institutos como aquél al que pertenece el “señor Joan” que, al parecer, no se ha enterado aún de que la caza sigue siendo practicada como deporte y que ya hemos pasado en el resto de España a la situación de ganaderos–recolectores. Un avance notable dado nuestro alto grado de incuria intelectual.
Ya tiene delito lo de “Tuberculosis Experimental” que supongo que no es invento suyo sino un derivado de la inmersión lingüística a la que han sido sometidas todas las criaturas de Cataluña durante muchos más de cuarenta años. Su discurso no resiste el análisis más leve. ¿A qué se refiere con lo de atraer a jubilados? ¿A los ingleses jubilados veinteañeros que “montaban el pollo” impunemente en la Cataluña gobernada por el señor Puigdemont a cambio de que dejaran unas monedas de las que ahí en su provincia según usted “no tienen esa necesidad”? Soy jubilado, ¿tiene usted algo que reprocharme? La república, señor Cardona no tiene nada que ver con el aumento de la inversión en investigación. Con esas inversiones sí tienen que ver los recortes hechos en Sanidad, en Servicios Sociales y en educación por los políticos que les han gobernado dirigiendo sus intereses –los de ellos– a la creación de “embajadas” a los pagos a cierta prensa y a otros excesos encaminados a conseguir una independencia gestionada por quienes, por no saber, no supieron ni qué decir una vez que hubieron proclamado –¿o no lo hicieron?– esa ansiada república.

El señor Guigó, la señora Casals y el señor Cardona son tres eminencias, cada uno en el campo de su competencia; de eso no me cabe la menor duda y tienen derecho a opinar lo que estimen más conveniente aunque crean que los demás vivimos en un país dirigista, cerrado, obtuso, casposo, agropecuario, intervencionista, que –no obstante– les permite decir lo que dicen sin alterarse lo más mínimo, aunque lo que digan resulte ofensivo para el resto de los españoles, y yo me pregunto, ¿por qué se dedican a unos zapatos que no son los suyos? ¿Será –quizás– porque piensan que en una República pequeñita puede llegar a ser Presidente cualquiera de ellos? Como dijo Pedro Mourlane: “¡Qué país, Miquelarena!”.