jueves, 28 de mayo de 2020

Adoquines. El cuplé

El cuplé fue un género de los años 20-30 del siglo pasado que salvo escasos resurgimientos a causa de películas taquilleramente afortunadas, ha tenido poca difusión.

Y es una lástima porque había letras muy interesantes –todas con intención– y con intención varia: la que ahora me viene a la memoria es la de "Las Violeteras" que empezaba así: 

"Como aves precursoras
de primavera
en Madrid aparecen
las violeteras..."

Pues en Navajas han aparecido las mesitas de los bares sobre la Plaza recién adoquinada "como aves precursoras/ de primavera..."

... como aves precursoras ...

Ha sido ésta una mañana de mediciones, de ajustes para lograr encajar la distancia fí-si-ca –no digan ustedes distancia "social" que es una "jilipolluá", así queda más "fisno", gorda, "como el tronco'el Olmo", que solíamos decir por aquí– distancia física, decía, que contribuya a dejar el espacio que recomienda nuestra sanidad para tener menos posibilidades de que el coronavirus nos tome como alojamiento para el verano.

No pienso renunciar a mi ginebra con tónica –el orden de los factores es importante en este caso– tomada en una mesita de ésas que anuncian la primavera como avecillas esperadas. Eso sí, tras cada libación de la bebida me volveré a poner la mascarilla y repetiré la secuencia cuantas veces sean necesarias para tomarme la mezcla.

Tengo para mí que hay que ser MUY prudentes en esto de la vuelta a la normalidad –lo de "nueva normalidad" me merece el mismo juicio que la "distancia social"– porque el que no aprende de los errores de los demás es tonto de remate. Verán por qué lo digo: Corea del Sur ha sido la nación que mejor frenó en principio la expansión del coronavirus; obligó a todos sus ciudadanos a llevar mascarillas, estableció el toque de queda, pero no declaró el confinamiento y su economía se resintió poco o nada, e incluso controló los teléfonos portátiles –portátiles, los teléfonos no se mueven por sí mismos– de las personas para conocer sus movimientos y sancionar a los que no respetaran las normas dadas para todos. Y ahora resulta que tiene que hacer frente a un serio rebrote cuando se ha abierto la mano en permitir  alguna alegría. Si esto pasa en una nación cuyos ciudadanos han demostrado ser disciplinados y cumplidores de las normas, imaginen lo que puede pasar aquí donde cada uno de nosotros sabe más de estas cosas que el que las inventó.


Por eso, por el bien de todos habremos de ser muy exigentes con nosotros mismos y con los demás a la hora de cumplir y hacer cumplir las normas que –ojalá– se nos den con claridad para que las entendamos todos.

... han venido para quedarse ...Las mascarillas, una higiene exquisita, educación y un gran cuidado han venido para quedarse y ya que son incómodas hagamos lo posible para que tengan que permanecer entre nosotros el menor tiempo posible –me refiero a las mascarillas, que deben tapar también la nariz y que no son efectivas en la barbilla, en la frente o colgando de una oreja– la higiene, el cuidado y la educación que se queden "per in saecula saeculorum".
Amén.
Toni(n) el de "La Cuba"

martes, 26 de mayo de 2020

Adoquines. Reflexiones

Si de los hechos no sacáramos conclusiones no aprenderíamos nada. A los que nunca se paran a reflexionar para aprender habría que aplicarles el calificativo –más bien el "descalificativo"– que les aplicaba Leonardo da Vinci: tubos vivientes; se alimentan y defecan  como lombrices y para entretenerse se reproducen y todo.

Intentemos alguna reflexión aunque sólo sea para no ser merecedores de adjetivos dolorosos:

Ha habido una obra importante en nuestro pueblo –la importancia es proporcional al tamaño en este caso– y está sin terminar; ¿por cuánto tiempo? ¿por qué? La Plaza del Olmo no está bien así como está, pero las obras llevan sus trámites administrativos como decía Luis Cuenca en una revista musical de hace muchos años:
"Hay obras de caridad,
hay obras de sentimiento,
pero las que duran más
son las del Ayuntamiento".
Todo irá llegando porque habrá que rematar la faena con la guinda del pastel que será sin duda la ya mencionada placa que se colocará –"Deo volente"– en el recuadro que ahora llenan restos de obra.
...así como está ...

¿Cuántos nos implicaremos en la tarea de conseguir que no se ensucie la Plaza más de lo estrictamente necesario? ¿Cómo podremos contribuir a mantenerla limpia? ¿Cómo podremos contribuír a que los demás no la ensucien? ¿Estaremos dispuestos a informar a quien se le caiga una envoltura de helado, un chicle o un montón de cáscaras de pipas de que se le ha caído?

Bastantes de las personas que transitan por debajo de mi punto de observación hacen comentarios positivos acerca de cómo ha quedado la Plaza: "Ha quedado bien, la Plaza", dicen algunos. "Está muy aseada" opinan otros. "Le hace falta un manguerazo" proponen los terceros. También hay críticas menos positivas: "¿Dónde está el agujero del palo para el toro embolao?" o "En el Museo entrará el agua cuando llueva fuerte...", ¿Tú crees que estos ladrillos (sic) aguantarán o empezarán a saltar? Opiniones que pasarán cuando pase la novedad y todo vuelva a ser como antes.

¿Como antes? Yo acabo de reservar para el viernes por la tarde una mesa en la que tomarme la tónica con ginebra que me prometí hace días. Porque parece que el viernes abrirán el "Café Valenciano" y el "Alba". De "El Sol sale para todos" no tengo noticia, pero supongo que no tardará en abrir también. No obstante, la distancia física entre personas –no caigan ustedes en la jilipollez de decir la "distancia social" porque socialmente hemos de estar muy próximos en las catástrofes– la distancia física, decía, quizás nos deje una sensación un poco desangelada, como de desamparo, de rebaño diezmado... y quizás esa sensación la experimentemos durante más tiempo del que sería de desear.

Se ha comentado también que corriendo los bancos y los maceteros hacia la línea de los adoquines del color que no me gusta se podría dejar una zona de carga y descarga que hace falta. Estoy de acuerdo si se limita el horario y  se impide que el resto de la Plaza sea un aparcamiento. Hay espacio para dos o tres vehículos que llegan, descargan y siguen su ruta; véanlo:


... carga y descarga –con condiciones– entre la línea de adoquines de color  y la calzada ...


Para que se vea más claro, inserto este vídeo en el que la zona de carga y descarga sería la que actualmente ocupan bancos y maceteros.

 

Y ahora, otra reflexión: Nos ha venido muy bien tener tiendas, carnicería, peluquerías y otros servicios durante este tiempo de confinamiento, no lo olvidemos con la libertad condicional a la que ahora estamos sometidos ni cuando estemos libres del todo. Estos servicios sólo existen si resultan rentables para los que los regentan y si hemos podido hacer uso de ellos ahora, debemos ser capaces de mantenerlos de cara al futuro, ¿No echan ustedes de menos una pescadería que abasteciera al pueblo? Pues eso solo es posible si somos capaces de lograr que los establecimientos sean atractivos económicamente durante todo el año. "Do ut des", dice el proverbio latino –te doy para que me des– y así funcionan las cosas.
Buenas tardes.

Toni(n) el de "La Cuba"





lunes, 25 de mayo de 2020

Adoquines. De retirada

Desde que empezó la pandemia se ha venido utilizando un lenguaje belicoso y de deseada unidad por parte de políticos, periodistas y publicistas en general. "Lo venceremos juntos", "Juntos lo conseguiremos", "Venceremos al coronavirus", "No podrá con nosotros", "Resistir es vencer" y               otras lindezas semejantes que planteaban al virus como al enemigo y a nosotros como el ejército que había de derrotarlo en el campo de batalla. Inútil empeño porque el virus sigue ahí y nosotros salimos mal que bien, pero con cautela y lentamente de nuestros refugios.

Ahora, contaminado tal vez por esa propaganda bélica he escrito en el título "De retirada"; pero no es de la retirada de un ejército en derrota de lo que quiero escribir hoy, sino de la de un grupo que ha terminado su trabajo y abandona el lugar en que ha estado trabajando con el sentimiento de haber terminado satisfactoriamente la tarea encomendada.

Esta mañana una "gotirradica" ha intentado –sin conseguirlo– desempolvar el Olmo.

Hoy queda "casi" terminada la obra de adoquinado de la Plaza y los que la han llevado a cabo:
Osman el hondureño y su compatriota Dani, Jose el guatemalteco, los ecuatorianos Steven y Gaspar –hijo y padre respectivamente; este último jefe de la obra– y el salvadoreño Iván –¿recuerdan? uno al que no le gustaba la cerveza– han sido los participantes en la obra. 

Hoy no están ni Steve ni Iván, que andan por otros lugares, pero los demás saldrán cuando acabe la jornada hacia algún otro lugar en el que ganar "el pan con el sudor de su frente" que es maldición bíblica que casi hemos olvidado para nuestro mal. Su comportamiento y su laboriosidad han despertado en mí al menos, un sentimiento de admiración hacia ellos. Gracias.

Han quedado colocadas las rejillas de los imbornales en los lugares en los que el sábado nos sorprendió que se estuvieran tapando, se han rematado los detalles que se han ido apreciando como incompletos y se ha procedido a limpiar de polvo la superficie de la Plaza para que empiece a tener su aspecto definitivo.
... colocados los imbornales ...
Así es que las tareas de esta tarde son las propias de dejar la obra presentable, restituir los elementos que fueron quitados para permitir la soltura de movimientos necesaria en este tipo de tareas y lograr que se pueda transitar libremente por la Plaza.

... retirar ...

Antes decía que "casi" estaba terminada la obra porque falta, como es evidente, la guinda del pastel, la lápida de la que tenemos sólo noticias difusas y que, suponemos, será colocada en breve.


... terminar los detalles ...

Algo he oído comentar acerca de dejar la parte gris como zona de carga y descarga, que falta hace, pero estimo que habría de ser a cambio de no permitir el estacionamiento en la Plaza.

También hay voces que piden que los toros se trasladen a la parcela propiedad de la Iglesia que está junto al Auditorio Municipal. Cada uno tiene su opinión y la expresa con libertad, como debe ser.

Creo que durante el tiempo que han estado trabajando los obreros nos han dado un ejemplo de lo que se debe hacer, de una magnífica manera de comportarse, de hacer lo que toca, de cumplir con su obligación.  

Ahora es nuestro turno y de lo que se tratará en él será de no dejar la Plaza hecha unos zorros cada vez que nos reunamos alrededor del Olmo porque la Plaza es el Ágora de nuestro pueblo, el lugar de reunión de personas, no un basurero.

En eso confiamos cuantos vemos las cosas desde este punto de vista. ¡Ojalá que los adoquines nos sean propicios!
Toni(n) el de "La Cuba"

domingo, 24 de mayo de 2020

Adoquines. Otro domingo de reflexión

Ayer a la hora de comer dejaron la obra los obreros y desde entonces la Plaza está en el silencio extraño y un poco enfermizo de la reclusión que ahora lo es menos, pero se nos ha quedado un rastro de confinamiento del que nos costará salir.

La gente visita la obra –unos con mascarilla y otros no que ambas cosas están permitidas– y cada uno da su opinión que este es un país libre para expresarla. 

Hablaba de la permisión de llevar o no mascarilla y se me olvidaba apuntar que es obligatoria la distancia física, que no "social", entre personas. Ésa hay muchos que se la pasan por ... ahí y como no podemos poner un policía para cada uno, pues los infractores se lo pasan en grande y los cumplidores "sufren con paciencia las flaquezas de sus prójimos" –que es una de las obras de misericordia cristianas– y se fastidian.

Estoy en desacuerdo con muuuuchas de las cosas a que nos ha obligado el estado de alarma, incluso con ese estado, pero cumplo es-cru-pu-lo-sa-men-te con lo que se nos ordena porque creo que es algo a lo que todos estamos obligados: el bien común –aún siendo cuestionable– por encima de las apetencias o las conveniencias individuales.

... empolvado ...

No sé si serán capaces de apreciar ustedes que el Olmo se nos va de fiesta. Para eso, digo yo, como cualquier "jovencito"  de la alta sociedad del siglo XVII, se ha empolvado la nariz, la peluca, el tronco y lo ha hecho tan abundantemente que ha dejado la estancia de su "toilette" hecha unos zorros a causa de los "polvos de arroz" que sus ayudas de cámara han distribuido con profusión por su cuerpo serrano.

Vendría bien una manguera que – con un riego abundante antes del remate de la obra– le dejara lucir el verde propio de sus hojas y el tostado de su piel. No sé si será posible, pero sí creo que sería conveniente.

Mañana creo que veremos llegar las rejillas que faltan para los imbornales y quizás –quizás– la ya famosa placa que se colocará ahí delante para que quede constancia de que lo que hay en la Plaza es un Olmo. No quiero ni siquiera pensar que algún día la placa anuncie que lo que había en la Plaza fuera nuestro Olmo.
Toni(n) el de "La Cuba"

sábado, 23 de mayo de 2020

Adoquines.20200523

Ayer, cuando los obreros terminaron la jornada laboral la parte derecha de la Plaza presentaba este aspecto:


... ayer por la tarde ...


En mi inocencia pensé que hoy por la mañana estaría "la rana" saltando sobre la tierra para compactar los intersticios que quedan entre los adoquines. Me equivoqué como si fuera un palomo cantado por Alberti. 

Esta mañana la gente se ha dedicado a otros menesteres: tapar imbornales por motivos de seguridad –para volver a destaparlos cuando se tenga el material– 








... Jose, el guatemalteco, "convenciendo" a un adoquín...

levantar trapas de registro de alcantarilla y otras minucias que dan a entender que la obra no se termina en un mes. Cierto es que el ayuntamiento, curándose en salud, añadió lo de "aproximadamente" al tiempo estimado de duración de las obras en los carteles que anunciaban el inicio de las mismas.



... Dani en su salsa ...

Ya no tendremos más noticias a lo largo del día de hoy porque se marchan los obreros.

Advierto, muy a mi pesar, una cierta falta de planificación que no sé a qué o a quién atribuir, pero tengo el pálpito de que se está recurriendo mucho a la improvisación que –necesariamente– rompe el ritmo de lo estudiado y planificado. Son imponderables que aparecen siempre, pero que perjudican menos cuando han sido ponderados antes. Por eso traigo aquí –a modo de cierre semanal– el cartel que tenía, muy visible en su despacho, un amíguete mío, Director General de Planificación e Inversiones:


¿A que visto así es es más divertido? Hasta el lunes si no hay novedades antes.
Toni(n) el de "La Cuba".








viernes, 22 de mayo de 2020

Adoquines. Sorprendente

Cuando uno pensaba que lo tenía todo visto, le surge la sorpresa. Quizás es que –como decía mi madre– "está todo "dao" al demonio" y las cosas no son como parecen. Al desconcierto general que ha causado el extraño pacto –del que me ocuparé en otro lugar menos amable que éste– del PSOE con EH-Bildu y Podemos se une ahora este afán que me interroga y no me dejará estar tranquilo hasta que lo haya resuelto: ¿Por qué se están levantando los adoquines de estos cuadros de los del fondo de la foto– que ya estaban hechos desde el 14 de mayo...

...ya estaban hechos...



...y se ponen como un solo hombre a rehacer la faena? ¿Es que les sobra el tiempo? ¿es que hay algo que no esté bien? ¿qué es? me pregunto.


La actividad en esos espacio es –como puede verse– inusitada, parece como si no quedara otra cosa que hacer que levantar lo que estaba puesto y volverlo a poner.

Pero un rato después hay un cambio de escenario y vemos que –una vez terminada la rectificación que se estaba haciendo– se procede a esparcir la tierra que compactará finalmente el suelo de la Plaza. Ahora parece que va en serio porque esa es la fase previa al final.



Estas que he compartido con ustedes son dos preocupaciones más que gravitan sobre mis hombros de persona mayor –una sobre cada hombro– con la misma intensidad. ¡Lo que pesa la responsabilidad!
Toni(n) el de "La Cuba"


jueves, 21 de mayo de 2020

Adoquines. El plumero

El Olmo va a necesitar un plumero para desempolvarse si se siguen cortando adoquines con las radiales. El Olmo y las casas de la Plaza, pero démoslo todo por bien empleado ante la magnitud de la obra que se inició hace unas semanas y ya va terminando.

Como el clima se aproxima al de verano, la falta de viento hace que el polvo se extienda como una niebla que todo lo cubre y permanece en el aire dando la impresión de que no va a disiparse nunca, así que puertas y ventanas cerradas a cal y canto y no abrir porque siquiera "al pomo de la espada y al cuento de las picas" debe ceder el postigo. Al polvo... ni agua; aunque ahora que lo escribo, un poco de agua en el corte impediría polvareda semejante, vamos, digo yo...


... sin discusiones con respecto al color; el de la plaza es blanco sucio...
Se nota que los obreros tienen ganas de rematar lo que emprendieron –hasta el jefe colabora– mientras uno esparce la arena que compactará definitivamente los adoquines, otro los va cortando a medida mientras un tercero remata incansablemente; pero siempre queda "algo" que obliga a dejar la tarea y retomarla tras haberla dejado para resolver lo que representara ese "algo", lo que quiera que fuese. Pero se nota que la obra languidece. Se diría que presiente su final.


Como hay poco de qué hablar en relación con la obra –a no ser que nos llame la atención la famosa placa que no ha aparecido aún– les traigo una fotografía de tiempos pretéritos en la que dos personajes que están tomando algo en un bar –en condiciones en las que hoy no podrían hacerlo- se comporta como si fueran amigos. Pero ha pasado algún tiempo desde que la foto fuera tomada y ahora son ellos los que mandan, aunque dudo de que, aún ahora, sean amigos. Quizás pudieran, desde sus altos cargos, enviarnos el plumero que necesitamos para desempolvar el Olmo. Porque tenerlo, ¡vaya si lo tienen! ¿no lo ven?

... y se les ve el plumero ...
Toni(n) el de "La Cuba"


miércoles, 20 de mayo de 2020

Adoquines. Casi terminado

Estamos hacia el final del trabajo que empezó allá por los finales del mes de abril. Dentro de cuatro días se  cumplirán los 30 del inicio.

... un trabajo minucioso ...
Lo que se ha terminado ha sido el cerco de adoquines al Olmo y ahora se están haciendo labores de detalle rellenando los huecos que han ido dejando las asimetrías. 

Es un trabajo minucioso y lento que exige concentración y buen pulso en quien lo realiza. Tengan ustedes en cuenta que antes de empezar con las tareas de remate y calculando  "a ojo de buen cubero" se han colocado uno a uno en la Plaza más de veinte mil adoquines. Y no sé cuantos en la Calle Mayor y las adyacentes.

Sigue, incesante, al aullido de las radiales en su rectificación quirúrgica y pulverulenta de las lineas grises que van a delimitar los cuadrados que tendrá el suelo de la Plaza.

Pero no vemos –y es cosa que nos tiene intrigados– la losa que estará frente a la fuente para "perpetua memoria". Al parecer había dos posibilidades que tendrán que ser estudiadas "ab eo qui curam comunitatis" –por los que tienen la responsabilidad, para decirlo en castellano de andar por casa. Una vez que se haya tomado la decisión, será colocada en su sitio. 

... tiene suficientes explicaciones ...
Confiemos en que la lápida contribuya a la belleza de la Plaza, aunque –a mi entender– no era necesaria. Ya tiene suficientes "pegatinas" el Olmo como para necesitar de mayor número de datos que expliquen lo evidente: una placa cerámica a la izquierda, el azulejo histórico con el nombre de la Plaza, la lápida de mármol con el nombre de Roque Pastor y la fecha de su plantación y otro aplique, al parecer de bronce, que atestigua que el nuestro fue el árbol de España en 2019. Pero, como decíamos los artilleros "el que manda no se equivoca y balas al cañón".

En el cuadrado en el que hay ahora un montón de arena se emplazará, según nuestras noticias, la placa con inscripción.

Hoy nos hemos enterado del frenazo de la Generalitat Valenciana que hace que nos quedemos en la fase 1 de la liberación. ¡Con las ganas que tengo de tomarme una tónica con ginebra –para quitarle el sabor a quinina, no piensen mal–  sentado en la Plaza bajo las ramas del Olmo!
Toni(n) el de "La Cuba"



martes, 19 de mayo de 2020

Adoquines. En modo quirúrgico

La vuelta al trabajo de ayer se ha visto reforzada por la presencia de más obreros que han emprendido la tarea de configurar la parte izquierda de la Plaza –siempre desde mi punto de vista como pregona el título de este cuaderno– para que haya simetría entre ambas mitades.

La técnica que están utilizando podríamos decir que es quirúrgica: para la mitad derecha se establecía previamente la separación entre cuadrados mediante un espacio gris que se medía y construía para que pudiera ser rellenado después con los adoquines de ese color que –no sé si se habrán dado cuenta ya, avezados lectores– no me gusta.

Ahora, con la parte izquierda –ya se hizo algún ensayo con la derecha– han decidido los que entienden de ésto, que es mejor rellenar un gran espacio y después cortar las superficies que delimitarán de gris los cuadrados de color que... de ese color.

Claro, que esto no es un quirófano y los cortes no tienen nada de asépticos y se pone todo perdido de polvo, de ese polvo que ponen de los nervios a las mujeres. Los que provocan esa polvareda van protegidos por mascarilla adecuadas para evitar que se les hormigonen los pulmones. Observen:


... no es niebla ...
Los trabajos prosiguen a pesar de que haya habido algunas inundaciones en casas por causa de las últimas lluvias y a consecuencia de que el nivel del pavimento de la calle Mayor... ha crecido, que el hombre propone...

Es curioso que no haya advertido una avalancha de gentes queriendo reunirse, hacer comidas, socializar, como dicen ahora a estar con otros. Seguramente lo estamos dejando para acostumbrarnos a la novedad. 

La obra languidece –queda ya poca tarea pero minuciosa– y las posibilidades de informar a través de este balcón también. No sé que voy a hacer cuando esté todo terminado...
Toni(n) el de "La Cuba"

lunes, 18 de mayo de 2020

Adoquines. Lunes ¡la Liberté!

No crean ustedes por el título de esta entrada es que esté volviendo a los tiempos de la Revolución Francesa; no estamos terminando Floreal y a punto de entrar en Pradial; estamos en Fase 1. El señor Puig ha demostrado al señor Sánchez y a SalvadorIlla que estamos ya en sazón y podemos movernos. Por cierto que esta mañana me he desplazado a La Fe, con visita programada, cambio de provincia, etc. provisto del "paperet" –a partir de ahora lo del "paperet" será muy habitual, una especie de "fe de vida" de la época anterior, cuando el "innombrable" jejeje–  y no ha habido autoridad alguna que me haya demandado nada ni a la ida ni a la vuelta.

Bueno, a lo que vamos. La obra –no confundir con la "Obra"– cuenta con un solo obrero, José, el guatemalteco, que tengo la impresión de que es un oficial en el rango de la empresa, porque se encarga de los trabajos más delicados; una persona asequible y cordial que va siempre unos pasos por delante de las necesidades del trabajo y que se relaciona bien con sus jefes y con sus compañeros. Está rematando detalles mientras espera la llegada de algún material que falta. Va y viene, mide, se desplaza, corta... a lo suyo sin que nadie haya de darle órdenes.

... José sabe lo que tiene que hacer y lo hace...
Es decir, que hay personas en las que se puede confiar porque van a comportarse bien independientemente de la situación, el lugar o la circunstancia en la que se encuentren. 

Hay otras, en cambio, que no tienen el respeto que se debe tener con las cosas, con todo, y de una manera especial con lo que es patrimonio de todos, con lo que pertenece al conjunto de la ciudadanía.

Llegados a este punto, seguro que alguno de entre los que me leen habrá pensado "ya está Toni(n) con sus monsergas"; pues sí, estoy con una monserga que he advertido en cuanto he llegado de Valencia y que ofrezco a todos ustedes para que no quepa duda de lo que digo porque es una primicia mundial de gran alcance que no podemos sino deplorar por lo que significa: se trata del primer chicle manchando los adoquines aún antes de que la obra haya sido rematada.

... ofensivo, sucio, impúdico, el primer chicle ...
No me cabe duda de que procede de la boca de algún tierno infante cuyo responsable no se ha dado cuenta de que lo escupía, pero con los niños –con los perros también– hay que tener un cuidado exquisito por parte del que los saca a pasear, porque suelen dejar "recuerdos imperecederos" donde uno menos lo piensa.

Y es una pena porque esos "recuerdos" dan idea del talante de una sociedad, blandita, acomodaticia –"son niños", dicen. Pues por eso mismo hay que educarlos, hacerles ver que lo que es de todos ha de ser respetado por todos– y que antepone la comodidad a los deberes cívicos. Como no tengo ni niños ni perros, me despacho a gusto en este asunto porque total, para el caso que me hacen...

Hay veces que nuestros ojos nos juegan alguna que otra mala pasada. Vean:
... la piel de algún saurio ...
No es la piel de algún saurio, ni un cuadro digno de figurar en Arco o cualquier otra galería similar. Habría de ser el gran panel que adornara el vestíbulo de entrada a las oficinas de una empresa de obras públicas, porque es una foto de los adoquines grises –unos secos y otros no– sobre los que se extenderá la arena amarilla. Si alguien lo pinta y lo firma cobra "un pastón" por él.
Salud.
Toni(n) el de "La Cuba"











domingo, 17 de mayo de 2020

Adoquines. Llueve en domingo

Como no hay actividad en las obras de adoquinado he decidido escribir una entrada que no tenga que ver con la tarea más que tangencialmente.
Es evidente que para conseguir eso haría falta tener un propósito, un plan una idea; pero no. Parezco algunos gobernantes y es que, al final, todos somos humanos y más o menos nos parecemos aunque algunos se empeñen en hacernos diferentes... y enfrentados aunque nos parecemos unos a otros más que nos diferenciamos, a pesar de lo cual seguimos enfrentados.

... diferentes y enfrentados ...
El día que se nos ocurra ponernos a remar en una misma dirección, el resultado puede ser espectacular. Pero ¿quién empieza? Unos deben dar el primer paso y tender la mano y los otros aceptar la mano y comportarse de manera leal.

... comportarse de manera leal ...

¿Es eso tan difícil? ¿Se imaginan a los obreros de la Plaza quitando uno los adoquines que pone el otro? Seguro que no. En cambio no nos extraña nada que unos políticos deroguen las leyes que han aprobado otros. Y esas leyes nos afectan a todos los ciudadanos. ¿Tan mal hechas estaban? Entonces debería poder perseguirse judicialmente a los que las han promulgado; de no poder hacerlo, el sistema es imperfecto, tenemos la "faena del matalafer" permanentemente y avanzamos un paso y retrocedemos otro. Un dispendio de esfuerzo, de voluntades, de dinero y de posibilidades ciudadanas de saber a qué atenerse sin desayunar cada día Boletín Oficial del Estado y tener un abogado de cabecera que nos desentrañe lo que en él se pretende ordenar.

La lluvia y el tiempo para pensar –funesta manía, que dijo el otro–  me conducen, inevitablemente, a la melancolía.
Toni(n) el de "La Cuba" 

sábado, 16 de mayo de 2020

Adoquines. Andante con moto


Ese ha sido el ritmo, "el tempo", que ha ido siguiendo la obra de los adoquines, "andante con moto" que viene a ser sin prisas pero sin pausas", a la velocidad equivalente al paso de un hombre, con un pelín de prisa. Nada que ver con el vehículo.

Ayer cerraba esta crónica –si así se le puede llamar– con una imagen del Olmo por la noche en calma. Hoy, que ha amanecido lloviendo, traigo el testimonio gráfico de nuestro Olmo protector a una y otra parte de la Plaza. Los adoquines lo atestiguan:
... la mitad derecha ...
... la mitad izquierda...

Visto desde mi casa, punto de vista preferente de estos escritos, nuestro Olmo proteje de la lluvia mansa a derecha e izquierda  sin hacer distingos y a partir de ahora se hará evidente por el cambio de color del  nuevo pavimento de la Plaza. Es la evidencia de que el Olmo, como decía antes, nos proteje. A ver si aprendemos...


...un poco de polvo...

Las incomodidades, el polvo –del que da fe la imagen del coche que realmente está pintado de un color verde suave– los ruidos, el no poder acercar el coche a casa, y otras, se van terminando y la semana del desconfinamiento que será probablemente la que empiece el 18 de mayo, los navajeros y los hipotéticos visitantes podrán ver la obra terminada. En ese momento daremos por finalizadas estas páginas que habrán servido para conocer paso a paso, la obra; pero aún falta algún tiempo para que eso ocurra.

Ya ha habido quien ha recorrido buena parte de la Plaza para obtener su recuerdo gráfico del momento con el fin –supongo– de tener "su" foto o "su" vídeo, en definitiva lo que él ha visto de esta obra que nos habrá de acompañar durante muchos años.








Pero, como he dicho antes, aún queda tarea por acabar y ha tenido que venir de nuevo la máquina para trasladar la tierra que ocupaba uno de los cuadrados –el último grande– que resta por rellenar.


Algún jubilado más contempla –manos a la espalda y mirada atenta– el trabajo de remate que se está realizando por la parte de atrás del Olmo. Y alguna jubilada realiza su reportaje particular ... sin moverse de su casa, como yo.

Son las pequeñas cosas intrascendentes en las que me fijo a fuer de ocioso cuando no estoy leyendo, escuchando música, viendo las noticias que nos advierten de que la catástrofe vendrá después porque saber, lo que se dice saber, no sabemos casi nada del "bicho". 





La máquina –no hay que dar puntada sin hilo– ha sido aprovechada para trasladar  con cuidado, con gran cuidado las plantas que han permanecido en la Plaza durante toda la obra yendo de un lado a otro a medida que se ha tenido que actuar en el lugar que ocupaban. Como "la mala monea" que hubiera cantado Lola Flores de la que recordamos su fallecimiento hace 25 años. ¡Veinticinco años!

Cuanto antecede corresponde al día 15 de mayo, festividad cristiana en la que recordamos a San Isidro Labrador. Gracias a las investigaciones que se han ido realizando, ahora no tenemos la certeza de quién era el Santo. Unos dicen que era morisco, otros que mozárabe, los hay que dicen que era pocero, los cristianos y la Iglesia afirman que fué labrador como proclama su adveración y que los ángeles le ayudaban en su tarea. En resumidas cuentas, San Isidro era un varón que trabajaba para ganar su pan y poco importa lo que queramos añadir; el que trabaja merece consideración, respeto y poder vivir dignamente de su trabajo y punto.

Viene esto a cuento de las personas que han colocado uno a uno los adoquines de la Plaza y del respeto que me causan. Ya sé que eso –trabajar– lo hacen muchas otras personas, pero qué quieren que les diga, éstos "me causan un respeto imponente". Quizás sea porque están muy lejos de sus hogares en busca de trabajo, ese bien escaso del que creo haber hablado ya.

Hoy estaban de recogida porque se van a otra obra creo que en Murcia. Volverán el lunes a rematar durante el tiempo que sea necesario –escaso por el ritmo que llevan– y les voy a echar de menos. Seguro. Porque me han hecho pensar en cosas que van más allá de lo cotidiano y porque creo que son admirables.

... parece que vamos "de retirada"...
El "aguarrujo" de las dos y cuarto de la tarde ha puesto al descubierto lo que vengo diciendo acerca del color de los adoquines. La foto que antecede es de antes de que lloviera. Vean y comparen lo que pasa cuando ustedes no ven los adoquines porque llueve y se quedan en casa... jejeje.

... así, mojados, me parecen menos feos ...

Hasta el lunes amigos ...
 Toni(n) el de "La Cuba"


















viernes, 15 de mayo de 2020

Adoquines. El esprint

Pues sí señor. Estamos metidos de lleno en el esfuerzo final por terminar el adoquinado de la Plaza del Olmo y tengo la impresión de que voy a echar de menos a los obreros que la han llevado a cabo. Quizás se me tache de sentimental, pero verlos cada día desde las ocho de la mañana –miento adrede porque cualquiera que me conozca sabe que no me he levantado a las ocho en mi vida– hasta ... lo que sea necesario para terminar lo que tenían planeado hacer, me produce un sentimiento de confianza en el ser humano que es reconfortante.

Son personas que han venido desde muy lejos en busca de una vida mejor y de un trabajo; de un trabajo que no queremos hacer los españoles porque estamos en el "estado del bienestar" y el trabajo que desempeñan esos otros que vienen es demasiado duro para que lo llevemos a cabo nosotros. ¡Ojalá podamos seguir eligiendo lo mismo tras la pandemia! aunque me temo que no. El trabajo dentro de nada será un bien escaso al que será difícil tener acceso. Entonces –cuando sea tarde– nos acordaremos de ahora.

... llovía ...
(Esta foto es panorámica y se puede desplazar a derecha e izquierda para poder ver toda la Plaza)
 Ayer por la mañana llovía y estuvieron aguantando hasta que la lluvia fue demasiado fuerte, pero después de comer emprendieron "a mala cara" el trabajo de rellenar de adoquines de color 💩💩💩, de color, el espacio que queda entre el Olmo y la fachada del Café Valenciano. Los suministradores de material no daban abasto con sus carretillas a satisfacer las demandas de los que los colocaban. Fue  un esprint en toda regla que ha dejó ésto al final de la jornada:

... al final de la jornada ...

El esfuerzo ha sido grande y los ha dejado "para el arrastre" pero hoy han vuelto al tajo para rematar la faena. Mañana seguiremos informando.



El Olmo está ajeno a cuanto sucede a sus pies y en estas noches de mayo resulta perfecto disfrutar de su silencio y del de la Plaza cuando apenas empieza a anochecer. Pongan el vídeo a pantalla completa y deléitense con el azul del cielo –de nada–. Ni un ruido, nada que interrumpa esta paz casi perfecta del confinamiento. ¡Si no fuera por el virus!

Toni(n) el de "La Cuba"

jueves, 14 de mayo de 2020

Adoquines. Colores y formas

Estábamos a lo que estábamos ayer cuando se podía empezar a apreciar cómo vaya a quedar la Plaza y miren ustedes... no. Definitivamente no me gusta. Es una opinión como la de cualquier otra persona, tan respetable –o tan criticable– como la de cualquier otro, pero menos respetable que la que puedan emitir personas acostumbradas a manejar colores, pintores, ilustradores, gentes de la moda y del paisajista, etc. El color marrón siempre me ha parecido ... sospechoso💩💩 y tenerlo ante mi vista todos los días no me pone contento precisamente.

... anodino y sospechoso ...
Ni siquiera cuando le da el sol parece que vaya a dar viveza a la Plaza. ¿Que es un color sufrido? de acuerdo, pero también es triste. 
... el de la derecha es fijo; de los otros dos se va... el mejor.
Comparaciones ¿ociosas o reveladoras?




















Compárenlo. 

Hoy me he vestido con una camisa de color rosa y un suéter de color gris-adoquín. El efecto es tal que hasta mi mujer –con la que llevo conviviendo más de cincuenta años– me ha dicho que estoy "más bonito que un San Luis" 😂😂😂😝, todo un logro porque es alguien que entiende de colores.


La obra, como puede apreciarse en la fotografía de arriba del todo, sigue a buen ritmo su ejecución artesanal, adoquín a adoquín, no me cansaré de repetirlo... ni de admirar a quienes lo hacen cuyo ADN estará en cada uno de esos elementos. El encargado, Gaspar, se dedica a la parte que vemos –bajo la atenta mirada del jefe y su colaboración de cuando en vez–  mientras otro obrero está colocando adoquines o rematando aceras virtuales –lo deduzco por el golpeteo de la maza de goma, porque no puedo verlo desde mi observatorio– detrás del Olmo Me atrevo a afirmar que mejorarán el tiempo que tenía previsto el equipo de gobierno del ayuntamiento: un mes.

...  parece menos feo... 
"Le jour où la pluie viendra" es una canción de Becáud, don Gilberto, que allá por los años cincuentaymuchos cantaba por aquí y en español don José Guardiola. Pues bien, ese día ha llegado y llueve. Favor que le hace a los adoquines que, mojados, parecen menos feos porque sube el tono rojizo del color. No sé si los ayuntamientos sucesivos tendrían que regar la Plaza durante los días del verano porque tenemos un clima que –en este caso– no contribuirá a aliviar lo feo que es el color cuando está seco. 
Y no parece  probable que alguno de ellos se atreva a dar un bando como los de los tiempos en que fue alcalde el tío Antón, "el Tino"  en los que se ordenaba que "se pintaran y asearan las fachadas, que los chicos no salieran a la calle durante las horas de la siesta, que había que descansar, y que se "arrugiaran las fronteras de las casas" bajo multa –a los contraventores de la orden– de una peseta".


Algo ha debido fallar en la comunicación porque, bajo la lluvia, se estaba procediendo al corte de los adoquines, sin duda para continuar con la cuadrícula que va a imperar en toda la Plaza y un corte similar se hará, sin duda, frente a la casa de "los Chatos". Mala es la faena del "matalafer"...

Toni(n) el de "La Cuba"





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