miércoles, 13 de mayo de 2020

Adoquines. "La otra tarde vi llover..."


El título no es ocioso; ayer por la tarde llovía y aproveché la circunstancia para que se hicieran ustedes una idea de cómo cambiará el color de nuestros adoquines cuando estén mojados. Ahora verán ustedes...
... secos...
... mojados...


Es evidente que en cuanto sube el color de los adoquines el efecto es mucho mejor, lo que va a favor de mi teoría de que un color más subido –como aquél que puse en otra entrada– hubiera sido más apropiado; pero no me hicieron caso... ¿Se imaginan a alguien que se pusiera una camisa marrón con un traje gris? ¿Alguien de la mafia? Piensen ahora en un caballero con traje gris y camisa de color rosa... ¡Arturo Fernández (q.e.p.d.) en sus mejores tiempos! 


A pesar de la lluvia –fina, pero persistente– los obreros se obstinan en seguir realizando su trabajo y no les importa nada que el jefe esté presente; ellos quieren ir adelante contra viento y marea... Seguramente hubieran terminado toda la calle de la derecha en la tarde de ayer –que fué cuando se tomaron estas imágenes– de no haber sido por esa lluvia primaveral intempestiva que les sorprendió en plena labor. Pese a su voluntad de seguir, tuvieron que retirarse porque, además, la temperatura descendió bastante gracias a una gota de aire frío que entró por el Golfo de Cádiz. Y es que últimamente no ganamos para golfos...

El Olmo da la impresión de estar ausente de estas pequeñas cosas que suceden a su alrededor y desde lo imponente de su figura mira de reojo a las pobres criaturas –¡tan jóvenes!– que rondamos a su alrededor. El Olmo, el nuestro, es un filósofo que nos enseña cosas permanentemente pero al que hacemos menos caso que a SalvadorIlla –otro filósofo– cuando nos dice lo que debemos hacer.
Toni(n) el de "La Cuba"







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