jueves, 28 de mayo de 2020

Adoquines. El cuplé

El cuplé fue un género de los años 20-30 del siglo pasado que salvo escasos resurgimientos a causa de películas taquilleramente afortunadas, ha tenido poca difusión.

Y es una lástima porque había letras muy interesantes –todas con intención– y con intención varia: la que ahora me viene a la memoria es la de "Las Violeteras" que empezaba así: 

"Como aves precursoras
de primavera
en Madrid aparecen
las violeteras..."

Pues en Navajas han aparecido las mesitas de los bares sobre la Plaza recién adoquinada "como aves precursoras/ de primavera..."

... como aves precursoras ...

Ha sido ésta una mañana de mediciones, de ajustes para lograr encajar la distancia fí-si-ca –no digan ustedes distancia "social" que es una "jilipolluá", así queda más "fisno", gorda, "como el tronco'el Olmo", que solíamos decir por aquí– distancia física, decía, que contribuya a dejar el espacio que recomienda nuestra sanidad para tener menos posibilidades de que el coronavirus nos tome como alojamiento para el verano.

No pienso renunciar a mi ginebra con tónica –el orden de los factores es importante en este caso– tomada en una mesita de ésas que anuncian la primavera como avecillas esperadas. Eso sí, tras cada libación de la bebida me volveré a poner la mascarilla y repetiré la secuencia cuantas veces sean necesarias para tomarme la mezcla.

Tengo para mí que hay que ser MUY prudentes en esto de la vuelta a la normalidad –lo de "nueva normalidad" me merece el mismo juicio que la "distancia social"– porque el que no aprende de los errores de los demás es tonto de remate. Verán por qué lo digo: Corea del Sur ha sido la nación que mejor frenó en principio la expansión del coronavirus; obligó a todos sus ciudadanos a llevar mascarillas, estableció el toque de queda, pero no declaró el confinamiento y su economía se resintió poco o nada, e incluso controló los teléfonos portátiles –portátiles, los teléfonos no se mueven por sí mismos– de las personas para conocer sus movimientos y sancionar a los que no respetaran las normas dadas para todos. Y ahora resulta que tiene que hacer frente a un serio rebrote cuando se ha abierto la mano en permitir  alguna alegría. Si esto pasa en una nación cuyos ciudadanos han demostrado ser disciplinados y cumplidores de las normas, imaginen lo que puede pasar aquí donde cada uno de nosotros sabe más de estas cosas que el que las inventó.


Por eso, por el bien de todos habremos de ser muy exigentes con nosotros mismos y con los demás a la hora de cumplir y hacer cumplir las normas que –ojalá– se nos den con claridad para que las entendamos todos.

... han venido para quedarse ...Las mascarillas, una higiene exquisita, educación y un gran cuidado han venido para quedarse y ya que son incómodas hagamos lo posible para que tengan que permanecer entre nosotros el menor tiempo posible –me refiero a las mascarillas, que deben tapar también la nariz y que no son efectivas en la barbilla, en la frente o colgando de una oreja– la higiene, el cuidado y la educación que se queden "per in saecula saeculorum".
Amén.
Toni(n) el de "La Cuba"

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