jueves, 21 de mayo de 2020

Adoquines. El plumero

El Olmo va a necesitar un plumero para desempolvarse si se siguen cortando adoquines con las radiales. El Olmo y las casas de la Plaza, pero démoslo todo por bien empleado ante la magnitud de la obra que se inició hace unas semanas y ya va terminando.

Como el clima se aproxima al de verano, la falta de viento hace que el polvo se extienda como una niebla que todo lo cubre y permanece en el aire dando la impresión de que no va a disiparse nunca, así que puertas y ventanas cerradas a cal y canto y no abrir porque siquiera "al pomo de la espada y al cuento de las picas" debe ceder el postigo. Al polvo... ni agua; aunque ahora que lo escribo, un poco de agua en el corte impediría polvareda semejante, vamos, digo yo...


... sin discusiones con respecto al color; el de la plaza es blanco sucio...
Se nota que los obreros tienen ganas de rematar lo que emprendieron –hasta el jefe colabora– mientras uno esparce la arena que compactará definitivamente los adoquines, otro los va cortando a medida mientras un tercero remata incansablemente; pero siempre queda "algo" que obliga a dejar la tarea y retomarla tras haberla dejado para resolver lo que representara ese "algo", lo que quiera que fuese. Pero se nota que la obra languidece. Se diría que presiente su final.


Como hay poco de qué hablar en relación con la obra –a no ser que nos llame la atención la famosa placa que no ha aparecido aún– les traigo una fotografía de tiempos pretéritos en la que dos personajes que están tomando algo en un bar –en condiciones en las que hoy no podrían hacerlo- se comporta como si fueran amigos. Pero ha pasado algún tiempo desde que la foto fuera tomada y ahora son ellos los que mandan, aunque dudo de que, aún ahora, sean amigos. Quizás pudieran, desde sus altos cargos, enviarnos el plumero que necesitamos para desempolvar el Olmo. Porque tenerlo, ¡vaya si lo tienen! ¿no lo ven?

... y se les ve el plumero ...
Toni(n) el de "La Cuba"


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