sábado, 2 de mayo de 2020

Adoquines. El 2 de mayo

Pues señor, siguen las obras de adoquinado. 

Como el gobierno ha decidido que podemos salir de casa los mayores, en poblaciones de menos de cinco mil habitantes, he aprovechado un rato de la mañana para coger mi "bicicleto" –la mía es una bicicleta macho, dado su aspecto grandote y rudo– y dar una vuelta por el Bastante y la Huerta de los Frailes. He tenido que poner el vehículo en orden porque las ruedas estaban con poca presión, las luces apenas tenían reserva de batería y nos faltaba algún tipo de engrase... a la bicicleta y a mí.

Yo mismo he necesitado una puesta a punto porque mi cadera me impedía, al principio, pasar la pierna por encima de la bici. He logrado superarlo con dificultad y algunos dolores, pero al emprender la marcha creí que habría de dejarlo: he empezado a experimentar un ciclo doloroso consistente en dolor en la cadera, seguido de dolor en el muslo derecho, pinchazo en la rodilla del mismo lado, luego, pinchazo en la otra y vuelta a empezar. En algún momento he pensado en la posibilidad de dejarlo y dedicarme a hacer calceta, pero he logrado sobreponerme y al llegar al primer kilómetro el dolor de las rodillas había desaparecido y el de la cadera era bastante menos intenso. El paseo, finalmente, ha resultado satisfactorio.

Pero volvamos al adoquinado. Hoy ha sido un día de sorpresas porque cuando me he asomado a la Plaza, Ángel, teniente de alcalde del ayuntamiento, me comentaba que había un cuadrado –el que aparece en alguna foto a medio rellenar de adoquines– que había de ser de color rosa. Además me ha dicho que  en el suelo, frente a la fuente se va a colocar una placa con la silueta Del Olmo en la que se lea "Árbol del Año de España 2019" o similar.

Hasta aquí todo es normal, pero –como quiera que el ayuntamiento ha convocado a los propietarios de las barreras que se ponen para los toros– se han ido exponiendo propuestas acerca de cómo habían de ser los anclajes de las barreras. Ha habido propuestas para todos los gustos y comparaciones con lo que se ha hecho en otros pueblos con problemas similares. Finalmente ha triunfado la de poner en cada anclaje un adoquín con un agujero o tirafondo que permita levantar ese adoquín y los de alrededor a fin de anclar las barreras convenientemente. No sé si ha calado entre la concurrencia el argumento del arquitecto, Ricardo, que ha dicho que a fin de cuentas toros hay diez días al año y la Plaza es la Plaza durante los otros trescientos cincuenta y cinco, pero me temo que no. A mí no me gusta esa solución porque se deja a la responsabilidad y al albedrío de los taurinos la reposición correcta de los adoquines y eso es algo en lo que confío poco. Habrá que ver este año el "lunes de barrenas" y el lunes de después de fiestas...
Este ojo de pez permite apreciar el progreso de la obra... hasta que ha habido que parar...


El palo de embolar también ha dado algún problema –porque podría coincidir con la placa con la inscripción cuya forma, color, materiales y demás características no están confirmadas– pero finalmente parece que se quedará en su sitio.

 La parte negativa consiste en que durante toda la tarde los obreros han estado parados y la obra no ha progresado, cosas de la improvisación.
Toni(n) el de "La Cuba".


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