sábado, 16 de mayo de 2020

Adoquines. Andante con moto


Ese ha sido el ritmo, "el tempo", que ha ido siguiendo la obra de los adoquines, "andante con moto" que viene a ser sin prisas pero sin pausas", a la velocidad equivalente al paso de un hombre, con un pelín de prisa. Nada que ver con el vehículo.

Ayer cerraba esta crónica –si así se le puede llamar– con una imagen del Olmo por la noche en calma. Hoy, que ha amanecido lloviendo, traigo el testimonio gráfico de nuestro Olmo protector a una y otra parte de la Plaza. Los adoquines lo atestiguan:
... la mitad derecha ...
... la mitad izquierda...

Visto desde mi casa, punto de vista preferente de estos escritos, nuestro Olmo proteje de la lluvia mansa a derecha e izquierda  sin hacer distingos y a partir de ahora se hará evidente por el cambio de color del  nuevo pavimento de la Plaza. Es la evidencia de que el Olmo, como decía antes, nos proteje. A ver si aprendemos...


...un poco de polvo...

Las incomodidades, el polvo –del que da fe la imagen del coche que realmente está pintado de un color verde suave– los ruidos, el no poder acercar el coche a casa, y otras, se van terminando y la semana del desconfinamiento que será probablemente la que empiece el 18 de mayo, los navajeros y los hipotéticos visitantes podrán ver la obra terminada. En ese momento daremos por finalizadas estas páginas que habrán servido para conocer paso a paso, la obra; pero aún falta algún tiempo para que eso ocurra.

Ya ha habido quien ha recorrido buena parte de la Plaza para obtener su recuerdo gráfico del momento con el fin –supongo– de tener "su" foto o "su" vídeo, en definitiva lo que él ha visto de esta obra que nos habrá de acompañar durante muchos años.








Pero, como he dicho antes, aún queda tarea por acabar y ha tenido que venir de nuevo la máquina para trasladar la tierra que ocupaba uno de los cuadrados –el último grande– que resta por rellenar.


Algún jubilado más contempla –manos a la espalda y mirada atenta– el trabajo de remate que se está realizando por la parte de atrás del Olmo. Y alguna jubilada realiza su reportaje particular ... sin moverse de su casa, como yo.

Son las pequeñas cosas intrascendentes en las que me fijo a fuer de ocioso cuando no estoy leyendo, escuchando música, viendo las noticias que nos advierten de que la catástrofe vendrá después porque saber, lo que se dice saber, no sabemos casi nada del "bicho". 





La máquina –no hay que dar puntada sin hilo– ha sido aprovechada para trasladar  con cuidado, con gran cuidado las plantas que han permanecido en la Plaza durante toda la obra yendo de un lado a otro a medida que se ha tenido que actuar en el lugar que ocupaban. Como "la mala monea" que hubiera cantado Lola Flores de la que recordamos su fallecimiento hace 25 años. ¡Veinticinco años!

Cuanto antecede corresponde al día 15 de mayo, festividad cristiana en la que recordamos a San Isidro Labrador. Gracias a las investigaciones que se han ido realizando, ahora no tenemos la certeza de quién era el Santo. Unos dicen que era morisco, otros que mozárabe, los hay que dicen que era pocero, los cristianos y la Iglesia afirman que fué labrador como proclama su adveración y que los ángeles le ayudaban en su tarea. En resumidas cuentas, San Isidro era un varón que trabajaba para ganar su pan y poco importa lo que queramos añadir; el que trabaja merece consideración, respeto y poder vivir dignamente de su trabajo y punto.

Viene esto a cuento de las personas que han colocado uno a uno los adoquines de la Plaza y del respeto que me causan. Ya sé que eso –trabajar– lo hacen muchas otras personas, pero qué quieren que les diga, éstos "me causan un respeto imponente". Quizás sea porque están muy lejos de sus hogares en busca de trabajo, ese bien escaso del que creo haber hablado ya.

Hoy estaban de recogida porque se van a otra obra creo que en Murcia. Volverán el lunes a rematar durante el tiempo que sea necesario –escaso por el ritmo que llevan– y les voy a echar de menos. Seguro. Porque me han hecho pensar en cosas que van más allá de lo cotidiano y porque creo que son admirables.

... parece que vamos "de retirada"...
El "aguarrujo" de las dos y cuarto de la tarde ha puesto al descubierto lo que vengo diciendo acerca del color de los adoquines. La foto que antecede es de antes de que lloviera. Vean y comparen lo que pasa cuando ustedes no ven los adoquines porque llueve y se quedan en casa... jejeje.

... así, mojados, me parecen menos feos ...

Hasta el lunes amigos ...
 Toni(n) el de "La Cuba"


















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