lunes, 18 de julio de 2022

Deberes

No voy a referirme hoy a la controversia permanente acerca de si a los niños hay que ponerles deberes para realizar en verano. Yo creo que no habrían de imponerse estas tareas que son alivio de los padres –mientras el niño se entretiene en realizarlas– y, a la vez, tormento para conseguir que el tierno infante se ponga a ello de una vez.

En esta ocasión, con lo de DEBERES, me refiero a la contraposición con los DERECHOS que cada uno de nosotros tiene, porque me temo que se invocan mucho más los segundos que los primeros, que nos aferramos a lo que creemos nuestro derecho y pasamos de largo con lo que debemos hacer.

No cabe duda de que en cuanto nos sentimos rozados por lo que consideramos nuestro derecho protestamos y si el roce es muy fuerte recurrimos a que la justicia nos restituya el derecho lesionado o arrebatado; pero no se nos ocurre pensar en que también tenemos deberes que son, precisamente, los que garantizan a los demás el correcto disfrute de sus derechos y a nosotros la posibilidad de gozar de nuestros derechos sin tener que recurrir a los señores de toga, birrete y puñetas.

Es curioso que, pese a lo dicho anteriormente que no deja de ser una verdad de Pero Grullo, exista una pomposa, imponente, extraordinaria "Declaración de los DERECHOS Humanos", mientras que no hay una equivalente de los DEBERES.

Se me podrá argumentar que esa va implícita en la ya existente, pero no es lo mismo deducir algo de unos preceptos que explicar negro sobre blanco lo que es fundamental para la convivencia.

  1. Alguien tendría que decir que no se puede "okupar" una vivienda –ni siquiera en caso de necesidad extrema– esté habitada o no porque el Estado ha de tener resueltos los mecanismos que se enfrentan a estas situaciones y les dan solución.
  2. Alguien tendría que decir que no se puede adoctrinar a los niños en las escuelas. 
  3. Alguien habría de decir que hacer un "simpa" es punible aunque no se llegue a los 400 € de consumición. 
  4. Alguien tendría que legislar que robar es delito cualquiera que sea la cuantía de lo que se robe. 
  5. Alguien habría de legislar que la mentira estuviera penada; pero esto último no lo verán mis ojos porque lo han de aprobar los políticos.
¡A disfrutar del "fresquito"!
Toni(n) el de la Cuba

miércoles, 5 de enero de 2022

El lenguaje de los cursis

Se quejaba don Alfonso Ussía, con razón, de que desde los medios de comunicación, desde los medios políticos y desde los círculos de la economía se nos bombardea cada vez más con palabras innecesariamente alargadas que, al parecer, dan más prestigio a los que las emplean, o eso creen ellos.

"Decisionar" en lugar de decidir, "culpabilizar" en vez de culpar, "influenciar" por influir son algunos de los ejemplos que trae a colación don Alfonso en su escrito publicado en "El Debate" del día 3 pasado y se queda corto porque en el español habitual, en su uso perverso cada día aparece un buen número de infectados por el virus de las polisílabas y por el de las esdrújulas. Esdrújulos he llamado en alguna ocasión a esos mamíferos que son capaces de desvirtuar cualquier término para poner el acento prosódico donde no toca porque a su entender eso enfatiza y da verdad a sus mendaces discursos.

Hace unos años, una joven que se dedicaba a la enseñanza me dijo tras leer un escrito mío que "escribía antiguo" y me puse a pensar por si estuviera yo escribiendo al modo del Duque de Rivas o de algún coetáneo suyo hasta que me dí cuenta de que me había dicho "antiguo" con diéresis sobre la "u" y me quedé tranquilo. Es que hay personas que hablan con faltas de ortografía si se me permite la ironía; ahora bien, lo que es lamentable es que haya docentes que no tengan la decencia de aprender al menos los rudimentos de lo que tienen que enseñar.

Ahí la duele a España –lo de "este país" lo dejo para los otros– en una serie de generaciones a las que se les ha hurtado la posibilidad de tener elementos con los que formarse criterios propios y bien asentados en sus razonamientos. Y se les ha hurtado de manera artera, sustituyendo los valores propios de los españoles por la imitación de lo anglosajón a ultranza: en el idioma consintiendo anglicismos a calca porra, en la cultura prestando nuestro idioma para el doblaje de películas que exaltan incluso lo que es más pernicioso y que ridiculizan nuestro modo de ser y nuestras costumbres, en la sociedad adoptando como propias costumbres y celebraciones foráneas que sustituyen a las nuestras –véanse Halloween y Papá Noël que no son sino cuñas que levantan a Todos los Santos y a los Reyes Magos– y otras –"Black Friday", San Valentín– que se importan por mor de la "globalización" a las que llamo San Corte Inglés por señalar sólo a uno de los comercios que sacan tajada de ellas.

Al parecer, el negocio editorial en España es muy importante para la economía, mueve muchos millones de euros, lo que indica que la gente compra libros, regala libros y es de suponer que lee libros; pero me inquieta una pregunta: ¿qué clase de libros lee? Porque ahí está el quid de la cuestión. Se puede leer mucha literatura de evasión y eso sólo hará ensoñadores de los que leen. Ensoñadores y papanatas, porque contemplen ustedes el número de lectores de los libros de Joanne Rowling y analicen las enseñanzas que pueden derivarse de las lecturas de esos textos; luego, por favor, intenten comprarse cualquiera de los disfraces que reproducen el mundo de Harry Potter y entenderán que detrás de todo eso hay una gran maquinaria de generar dinero, uno de los talismanes del mundo anglosajón que junto al poder nos han vendido como el objetivo primordial de la vida del hombre.

Desde luego, mejor es leer que ver la televisión, pero habríamos de tener un mayor cuidado con las tendencias hacia las que encaminamos a nuestros niños, a nuestros adolescentes y a nuestros mayores de menos de cincuenta años, porque el peligro está ahí, en caer en la creencia de que todo lo impreso es bueno o en la de que "lo ha dicho la tele". Los medios de comunicación sirven a intereses políticos y económicos muy poderosos; los de a pie no tenemos más remedio que estar atentos para que no nos vendan gato por liebre – que no "fake news"– y para poder hacerlo hemos de ser capaces de generar nuestros propios criterios, los de cada cual.

Al final, todo es lenguaje, el uso correcto del lenguaje lo define todo, lo aclara todo, y de ahí se deriva la importancia de hablar de manera correcta, de entender rectamente lo que se nos dice o lo que leemos y no caer en el lenguaje de los cursis o de los papanatas.

Que los Reyes Magos –éstos sí que son nuestros– os traigan ilusión, la misma que se refleja en los ojos de los niños pequeños que aún creen en ellos. Como yo.

Toni(n) "el de La Cuba"





viernes, 17 de diciembre de 2021

¡Virgen Santa qué Belén!


 

 Vaya por delante que el Belén que el Ayuntamiento de Navajas instala en la Plaza del Olmo año tras año me parece que es -además de una gran idea– un acierto. Y es entrañable, me pone tierno no sé si por cosas que pasan cuando se tienen los años que yo tengo o porque las figuras evocan nada más y nada menos que el Nacimiento de -Cristo, La figura del Niño cuyo nacimiento celebraremos el día 25 es, sin duda, la más influyente de ka historia del hombre y si ese hombre es cristiano tanto más.

A mayor abundamiento, el papanatismo reinante –tanto "Halloween", tanto "Black -friday", tanta IMITACIÓN sin más ni mas de lo que procede del mundo y la tradición anglosajones con menosprecio de lo que es intrínsecamente nuestro-  hace que me ponga más beligerante en este tipo de cuestiones; beligerante a favor de lo nuestro que no tiene nada que envidiar a lo de los demás. Allá cada cual con su cada cuál, pero a mí, Papá Noël me parecer, en España, un invento de El Corte Inglés para vender más regalos además de los propios de los _Reyes Mago que son mucho más majos que el señor gordo del trineo y los renos.

Por eso insisto en que debemos celebrar la Navidad en cualquiera de su dimensiones –social, religiosa, festiva,– y dejar que los demás celebren lo suyo sin imitaciones porque como decía el sabio: "bienaventurados los que nos imitan porque de ellos serán nuestros defectos",

Pero volvamos a nuestro Belén que me sigue emocionando. Hubo años en los que alrededor del Olmo se construía un especie de corraliza en la que para pasmo de urbanitas había cabras, ovejas, conejos, gallinas, ocas, algún lechón –que sirvió de cena de Navidad a algún, congénere desaprensivo o quizás -alabado sea Dios- a algún menesteroso. Incluso, en un par de ocasiones, hacia la mañana de Reyes, alguna cabra parió un cabrito. Todo eso ya no se hace y nos limitamos a la escena del Nacimiento. -Este año sin buey ni mula, con lo que el villancico se quedará cojo. -Supongo que la ausencia de los inmóviles semovientes será debida a su deterioro y no a alguna reclamación por maltrato animal, que todo podría suceder.
así es que quedamos en que el Belén me gusta, pero –si en Navajas no ponemos un "pero" a lo que hacen otros no nos quedamos tranquilos– rogaría a los esforzados miembros de la Brigada Municipal que trabajaron de lo lindo para poner en pie los árboles de los laterales, que adelantaran la figura del Niño Jesús para que el gesto de José y María señale a su Hijo presentándolo mal mundo. De no hacerlo así, el gesto más bien parece el reproche de un matrimonio mal avenido: "Mira cómo tienes el suelo perdido de hojas, María" parece decir con su gesto el Patriarca, a lo que la Virgen respondería: "Berre tú, que estás ahí mano sobre mano sin hacer nada mientras tengo yo que ocuparme de todo".
Y claro, eso sí que no.
Feliz Navidad.
Toni(n) el de "La Cuba"


lunes, 21 de septiembre de 2020

Fiestas sin fiesta

Ya decía la gente que es sabia que el coronavirus nos iba a cambiar la vida ¡y vaya si lo ha hecho!

Todo lo que significaba relación, compañía, socialización –vaya un palabro tonto– se ha tenido que convertir en virtual, al menos en gran parte de la dimensión que tenía antes de que se declarara la pandemia. Así, las criaturas se comunican por medio del "guasap" que es un invento al que he renunciado porque lo creo manipulador y sesgado, mucho más manipulador que el uso de internet, que ves en la red un cinturón que te gusta y te aparecen miles de anuncios proponiéndote su compra. El guasap es incómodo porque es necesario ponerse a escribir cuando llamar por teléfono es más fácil e incluso más personal; ¿es que hemos perdido la facultad del habla o es que resulta necesario comunicarse en grupo? porque doy por bueno que para dar una noticia a un colectivo numeroso de personas es más cómodo el guasap, pero no pensamos en las consecuencias que acarrea ese hecho, porque inmediatamente recibimos otras tantas preguntas de los que han sido comunicados, lo que nos lleva a lo largo del tiempo, de manera irremediable a la melancolía y al hartazgo.

Pero se me ha ido el santo al cielo con lo de los mensajes cuando lo que quería era comentar acerca de lo que le faltan a estas fiestas es ... fiesta.

Porque la misa de ayer domingo no fue lo mismo sin la pompa y el esplendor que se le da en condiciones normales, ni el día de la Patrona es igual sin la procesión, ese paseo acompañando a la imagen que tanto sirve para reflexionar en silencio durante el transcurso por las calles casco urbano. La misa tuvo el mismo valor religioso y espiritual que la otra pero no tuvo ... fiesta.

La entrada de Peñas fue sustituida por un remedo de mascletá "de luto" como escribía ayer; claro que lo que le faltó de "fiesta" lo ganó en tranquilidad; por una vez en muchos años pude dormir en mi cama sin tener que desplazarme a un hotel para poder conciliar el sueño. 

Ayer unos cuantos jóvenes se dedicaron a hacer su propia fiesta "jugando a los toros" como hacíamos nosotros cuando teníamos ocho o diez años. Observo una tendencia a prolongar la niñez entre las nuevas generaciones por su inclinación a seguir jugando hasta bien avanzada su edad porque los "toreros" y los "toros" no bajaban de los dieciocho años según me contaron quienes lo vieron.

Hoy, lunes "de barrenas", un grupito de personas se ha puesto a elucubrar acerca de cómo se podrán anclar los catafalcos que sirven de refugio y desde los que se ven los toros. Hay opiniones para todos los gustos, pero la que parece prevalecer es la de que hay que unir todas las barreras de cada lado de la plaza para que hagan un solo cuerpo y de este modo evitar accidentes. Ya veremos si en San Antón se han puesto de acuerdo acerca de cuál es la solución más viable ... y eso si en enero del 2021 podemos tener ya fiestas con fiesta, cosa de la que dudo.

Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas.

Toni(n) el de "La Cuba"

sábado, 19 de septiembre de 2020

Volteo y bombas reales

 Pues sí, señor, en el pueblo hemos tenido "volteo general de campanas" y disparo de bombas reales para anunciar que mañana es la Patrona, la fiesta gorda, La Virgen de la Luz.

La fiesta grande: La Virgen de la Luz

El sonido de las campanas volteando eleva inmediatamente el ánimo de quien lo escucha y el sonido hondo de las bombas reales hace que retumbe algo en el pecho; pero este año ese sonido redondo, potente, ha sonado de manera distinta, apagado, sordo, como si fuera un sonido del luto que habremos de llevar por los que se han ido durante la pandemia.

Campanas


Así es que, de fiesta, nos ha quedado el volteo y de algún tipo de decepción el disparo de bombas reales que más han parecido disparos fallidos que anuncio de que se avecina algo importante.

Algún poeta olvidado escribió hace años:

Campana de mi lugar

tú sí me quieres de veras

cantaste cuando nací,

llorarás cuando me muera.

Felices fiestas.

Toni(n) el de "La Cuba"








domingo, 6 de septiembre de 2020

Tromb-on Tromb-off

En casa solemos tomarnos las cosas por el lado jocoso. Siempre andamos a vueltas con las palabras y procuramos reírnos lo más posible incluí¡so de las cosas que son aparentemente más serias. Así, la vida se nos hace más amena, lo pasamos mejor y no tenemos malas ideas que ronden nuestro pensamiento, todo lo más, alguna maldad que otra que no pasan de ser travesuras de gente adulta que se divierte.

Viene ésto a cuento del título de esta entrada: cuando me diagnosticaron hace unos días que tenía un trombo gordo en la arteria pulmonar derecha –una bagatela que podría haberme costado la vida de no ser diagnosticada y tratada a tiempo– decidimos que empezábamos a lidiar con el inicio de un trombo; es decir que echando mano del inglés y con sentido del humor podríamos afirmar que  estábamos ante un tromb-ON, ¿entienden el juego de palabras? pero que teníamos que llegar a un tromb-OFF, es decir a que el trombo estuviera fuera de combate.

Así es que tras el tratamiento correspondiente en el Hospital de Sagunto de cuyo personal hablaré luego, me encuentro restableciéndome en casa tras el susto. Mi compañero permanente de habitación ha sido este monitor al que he estado unido mediante cables durante cuatro noches y tres días mientras se "chivaba" de mis constantes vitales. Nos hicimos tan amigos desde el primer momento, que lo bautizamos –ya conocen nuestra tendencia a tomarnos a cachondeo las cosas serias– como "Wall.e" por su semejanza con un robot de una película de dibujos animados que nos gustó mucho en su momento.

Les presento a Wall.e

                                                     

Mi experiencia, que ya empieza a ser dilatada, en nuestro Hospital, no puede ser mejor: desde la implantación del marcapasos pasando por la operación de cadera he recibido un trato magnífico por parte de todo el personal sanitario con el que he tenido la suerte de coincidir.

En esta ocasión desde la médico de Navajas, doña Gloria, que anticipó los datos necesarios a sus colegas de Sagunto, hasta doña Alicia, la internista que recibió mi caso desde la UCI, el personal de enfermería, auxiliares, celadores y en general  cuantos han tenido contacto conmigo han tenido un comportamiento ejemplar desde el punto de vista profesional y, lo que es más de agradecer –porque el ser buenos profesionales podría interpretarse como parte de su obligación– el trato humano ha sido impecable sintiéndome arropado por cuantos han intervenido en mi tratamiento durante los cinco días de mi estancia allí a pesar del cúmulo de trabajo que las actuales circunstancias, Covid-19 de por medio, se han cernido sobre ellos.

Curiosamente los comportamientos humanos feos, deplorables, injustos, los han protagonizado pacientes o parientes de pacientes que han dejado muy bajo el nivel de estima que puedo llegar a sentir por ellos: el primero fue el de un joven –estaba congestionada la sala de urgencias del hospital por un gran número de chicos y chicas adolescentes, acompañados por alguna persona mayor, que tenían que hacerse PCR– al que tuvieron que sacarle sangre y sufrió un leve mareo. Tenían que hacerle la prueba pero estimo que los laboratorios estarían echando humo y se retrasó un tiempo. Cuando llegué a la sala previa a la UCI, en espera, supongo, del resultado de mi propio PCR estaba dando gritos diciendo que "él quería irse de allí, que pasaba de la p.... prueba, que estaba hasta los h..... de todos y que lo que quería era estar con sus amigos, fuera, fumando un cigarrillo." Todo ésto dicho a grandes voces y con la intención de amedrentar al personal facultativo. Se le hizo saber que no era posible porque no conocían aún si estaba o no infectado por coronavirus a lo que repuso: "pues yo me quito la p.... vía y me voy por mis c......" El enfermero a cargo del box se enfrentó a él y con serenidad pero con firmeza le repuso: "eso es cuestión tuya, porque eres mayor para saber lo que haces"; en ese instante se acabó la baladronada y se calló el jaque.

Otro episodio lamentable ocurrió poco después en la UCI: la doctora "Majo" –creo que era el apelativo con que la denominaban sus compañeros había estado desde que yo llegué atendiendo a mil cosas en diferentes servicios; era la que estaba al frente de la UCI durante ese turno y no paraba de escribir informes, ir a distintas salas donde era requerida y atender a los enfermos que allí estábamos. Nunca le faltó una palabra amable para un paciente ni una información clara requerida a veces con angustia por algún acompañante al que se había permitido entrar durante un instante para ver al enfermo. Una dedicación constante e intensa podría describir su cometido en el tiempo, largo, en que la pude observar. La enferma que estaba a los pies de mi box recibe la visita de su hija, la doctora se acerca a contar lo que pasa –buenas noticias porque la reacción de la enferma había sido buena– y la hija la increpa diciendo: "cuatro horas, ¿tú te crees que YO puedo estar esperando cuatro horas a que me digas algo? La doctora Majo le explica que no está sólo su madre, sino que hay otros enfermos que requieren atención, que los laboratorios están prácticamente colapsados y que no ha podido dar datos antes porque no los tenía. Inútil esfuerzo; la energúmena sigue erre que erre, la doctora la pone en su sitio de manera firme y contenida a duras penas; cuando se aleja hacia su ordenador, la llamo:

–Doctora, por favor, –se vuelve y se acerca a mi cama.

–Dígame

-Es usted magnífica –le digo en voz alta y clara para que se entere la maleducada.

Me da un golpecito en la rodilla, sonríe y sigue con su trabajo.

Toni(n) el de "La Cuba"


jueves, 20 de agosto de 2020

Una balsa de aceite

Eso es lo que me parece nuestro pueblo en relación con el Covid-19, una balsa de aceite. 

Frente a la algarabía propia del verano –no sé si este año ha venido más gente que otros veranos pero a mí me parece que sí– que haría temer algún número de contagios del "bicho" dada su facilidad de transmisión, no tenemos noticias de que haya habido un solo caso de aislamiento preventivo lo que tranquiliza bastante si advertimos la falta absoluta de las precauciones recomendadas por parte de algunos de los ciudadanos con los que nos encontramos en nuestro devenir diario.

Mi especial situación de vuelta de una operación quirúrgica hace que me resulte más apetecible quedarme en casa que salir y encontrarme de cara con personas sin mascarilla –jóvenes, de mediana edad y de la mía– departiendo amigablemente con otros mamíferos tan desnudos de protección como ellos, con fumadores cuyo olor a tabaco ha percibido mi olfato pese a que yo sí uso mascarilla, y con gentes que –como dice un amigo mío– "llevan la pilila –perdón– por fuera del calzoncillo" aludiendo jocosamente a su nariz desprotegida de mascarilla, como si el naso no formara parte del aparato respiratorio

Las reñidas partidas de cartas se disputan entre adversarios enmascarados pero que ¡ay!, tocan una y otra vez las cartas o entre seres humanos a cara descubierta que también soban las mismas cartas una y otra vez. Y esta vez no vale decir que "allá cada cuál con su cadacuala" porque es que el rebrote de pandemia que ya tenemos aquí se ha de deber, necesariamente a esa bajada de la guardia que se hace imprescindible en casos como éstos. Y los espectadores de estas partidas –parte necesaria del cuadro costumbrista– asisten a ellas, algunos, fiando en la falsa seguridad de las mascarillas quirúrgicas que impiden que el portador contagie, pero que no evitan ser contagiado portándolas. Sé que en algunos pueblos no lejanos del nuestro no están permitidas esas partidas de cartas.

Las noches de Navajas son famosas entre la gente joven. En alguna ocasión durante este verano ha vuelto a casa a horas poco recomendables para gentes de mi edad y he podido constatar que buena parte de los jóvenes -no todos- estaban con la mascarilla puesta lo que me congratula y me hace pensar que todos estamos implicados en ésto sin distinción de edad, sexo o condición.

Creo que hay más factores de riesgo ahora, durante el tiempo en que más personas habitamos el pueblo, que cuando estábamos aislados antes del paso de las fases, por eso me congratulo, con la mosca tras la oreja, cuando compruebo que ésto es "una balsa de aceite". ¿Será por las aguas? ¿Será por el aire puro? ¿Será la Virgen de la Luz? ¿Será que el Olmo absorbe los virus y los tritura? ¿Qué será?

Toni(n) el de "La Cuba"