Cuando se hable del año 2020 se asociará para siempre jamás al Coronavirus o al Covid-19, que de cualquiera de las dos manera se conoce al virus éste de nuestros pecados que nadie sabe quién es: nadie, ni siquiera los científicos más eminentes ni los laboratorios más importantes, ni... Nadie.
Pero todo el mundo dice: "estamos luchando contra el Coronavirus..." "juntos, venceremos" –je,je,je– y yo me pregunto ¿cómo se puede luchar contra lo que no se conoce? Fíjese usted, querido lector, que no tengo respuesta para esa pregunta. Podría decir que se lucha contra los efectos que causa ese virus entre los humanos, pero no contra el virus en sí.
Primera fotografía de un coronavirus que se llama así por la "corona" que se ve al observarlo al microscopio. De su familia es el Covid-19 (Obtenida por June Almeida Londres en 1964) |
Y si nadie sabe algo de él –excepto que unas veces puede ser mortal y otras no, que unas veces ataca a los pulmones y otras a otra víscera importante, que un ser humano puede ser portador y no dar síntomas...– ¿cuál es la índole de la lucha que se mantiene? Supongo, en mi cortedad, que al hablar de la "lucha" lo que se quiere decir es que por una parte estamos –más bien están– intentando los científicos dar con la cara del infeccioso, con su domicilio, su trayectoria y las fechorías que puede cometer según quién lo acoja. Eso, por una parte, serviría para establecer la manera de impedir que siga infectando; por otra parte encontraríamos el modo de curar a todos a los que les toque la lotería vírica.
Establecida la ignorancia humana en esta materia y a toro pasado, me pregunto: después de que lo hayamos detectado y derrotado, que para eso somos la especie dominante, ¿dedicarán los gobernantes una parte sustancial y suficiente de nuestros impuestos al desarrollo de la investigación básica? No tengo la respuesta y me reservo el deseo por si se convierte en realidad o no.
–¿Por qué, al parecer, no hemos aprendido del ejemplo de Corea del Sur –en oposición al de China– y en comparación con el de Italia, uno exitoso y otro de fracaso?
–Cállate, que eso no es importante– me responde una voz de por ahí dentro.
Nos han traído mascarillas que ha comprado la Generalitat Valenciana; tres por persona, para todos los mayores de 65 años. Cada mascarilla es efectiva para no infectar -no para no ser infectado–durante unas horas y entiendo al leer las instrucciones que es de un solo uso; la pregunta que sigue es: ¿no hubiera sido más eficaz traer a las farmacias mascarillas de más de un uso aunque las hubiéramos pagado los que pudiéramos y repartir gratuitamente a los que no las pudieran pagar?
–No sé por qué tienes que poner siempre pegas a lo que hacen los que gobiernan– me dice la misma voz de antes.
No he visto una sola manifestación de duelo estatal en las televisiones, ni he leído alguna nota oficial en la prensa en la que se manifieste el dolor del Estado por los fallecidos a causa de esta pandemia, no hay duelo, no tenemos conciencia del dolor, del número de fallecidos, del desconsuelo de los familiares con los que podríamos condolernos. ¿Estarán esperando a que se redondee la cifra oficial de fallecidos cuando se haya "controlado" la infección?
–Pareces tonto; es por no alarmar a la población, ¿no ves que son menores de edad mental y se asustan por nada?- me recrimina este Pepito Grillo particular. Y me enfrento a él: –Pero tú, alma de cántaro, ¿te crees que nos están diciendo la verdad en cuanto al número de muertos "que superen la cifra de fallecidos otros años por estas fechas"?
–Y eso, a tí, ¿qué te importa?- me responde Pepito con tono agrio– lo que has de hacer es obedecer lo que te mandan y no salir de casa que los médicos saben lo que dicen. –¿Los médicos? A los sanitarios mucho aplauso y pocos medios; más valdría que se les diera el material sanitario adecuado que reclaman– respondo ya enfadado. –¿Por qué subrayas lo de adecuado? –me pregunta. –Porque he oído que los test que ha comprado el gobierno no sirvieron, los han devuelto y les han vuelto a mandar test que no sirven y ahora reclaman el dinero al proveedor. –¡Eso es un bulo!– me dice la voz elevando el tono. –Será, contesto, pero ¿quién dice que eso no es cierto? –¿Quién lo va a decir? todas las teles, la Sexta, la Cuatro, la Cinco... –Ya... respondo.
Dejo muda a la voz mientras sigo haciéndome preguntas –quizás las comparta con usted, que me lee– y pienso que esta catástrofe nos va a cambiar la forma de vivir, que nada volverá a ser como fue antes y sigo preguntándome cosas sin creer en nada porque como dice Daniel Schmactenberger, "¿cómo sabe usted que lo que cree es verdad?"
Toni(n) el de “La Cuba”
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