viernes, 27 de noviembre de 2015

El abeto cortado

No puedo imaginar de quién habrá sido la idea de poner un árbol cortado para “adornar” el Belén de la Plaza del Olmo, pero voy a decir alto y claro que es algo que no me gusta. ¿Es que alguien pretende hacer la competencia al Olmo en cuanto a belleza?
Navajas sorprende a los que llegan por el conjunto de árboles monumentales con que recibe a sus visitantes y una de las cosas que echa de menos el redactor del PGOU vigente es que no se planten árboles de buen porte en las nuevas parcelas ajardinadas de las urbanizaciones recientes.
El árbol es símbolo de civilización, de progreso, de paz y es inspiración; valga como ejemplo el relato de Jean Chalon “Amor de árbol” del que extraigo estos versos:
Mi amor es un árbol.
Mi árbol es un amor.
En verdad es
un amor de árbol.

El propio Jean ha escrito en alguna ocasión que “el árbol es un ser que no puede defenderse, que no tiene piernas para huir, ni manos para atacar”; es decir, que es un ser inerme al que es bajeza dañar sin motivo.
El ayuntamiento de Navajas tiene publicada una Ordenanza Municipal en cuyo artículo 2 puede leerse: “ Ninguna persona física o jurídica realizará en zonas verdes privadas, labores de arranque, tala, transplante, reducción de copa, desmoche, poda o limpieza de árboles aislados o de masas o agrupaciones arbóreas (bosquetes, pinares…), sin haber obtenido previamente licencia municipal”.
Pues bien, amigos, se da la circunstancia de que hay un árbol cortado en la Plaza del Olmo —un abeto joven cuyo crecimiento habrá costado muchos años— y que no sabemos por qué ha sido sacrificado de esta manera. Aquí está la foto:
¿Un abeto sacrificado? ¿Por qué?
Y nos preguntamos: ¿Se habrá obtenido licencia para la tala de este árbol? ¿Dónde estaba? ¿Era peligrosa su existencia para las personas? ¿Se habrán plantado los ejemplares que establece la Ordenanza citada cuando se haya talado algún árbol por motivo justificado? Son preguntas de respuesta fácil que insistiremos en obtener por todos los medios a nuestro alcance.
Hace tiempo, unos amigos nuestros plantaron once robles valencianos al lado del Polideportivo,  contando con el beneplácito del ayuntamiento. Ahora, al parecer esos robles han sido trasplantados a otro lugar que, por cierto, está lleno de hierbas que hacen difícil comprobar si los árboles están siguiendo su vida o hay alguno que haya perecido en la operación. 
Nos hacemos otra pregunta: ¿Será que hemos perdido la sensibilidad que hizo que los que nos precedieron nos legaran un patrimonio arbóreo monumental?
Son éstas, cosas que duelen y que creemos que merecen una explicación “por quien corresponda”. Nosotros lo vamos a preguntar al ayuntamiento.

Toni(n) “el de La Cuba”

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