Un amigo que reside temporalmente fuera de España me hizo la pregunta que da título a esta entrada al día siguiente de haber conocido el resultado de las elecciones del pasado día 20. Le respondí del modo que aquí traigo.
No sé si estarás de acuerdo conmigo en que desde Marx, don Carlos, –e incluso desde antes– la política y la economía van tan estrechamente unidas que no se sabe dónde acaba una y dónde empieza otra.
Ningún partido político será capaz de salirse un milímetro en sus planteamientos de lo que se entiende como “bueno” –en el sentido material– para los ciudadanos. Podrán disentir en la manera de llevar a cabo lo que se pregonan como “bueno”, pero a ninguno se le ocurrirá decir que piensa aumentar el paro o que la inflación gobernando él se disparará o que será desatendido uno sólo de los ciudadanos que tienen derechos por el simple hecho de haber nacido, ¡faltaría más! Y ésto lo dicen aún a sabiendas de que no hay medios materiales para cumplirlo, a sabiendas de que tendrán que aumentar el paro porque el capital quiere una mayor remuneración a su presencia o… por lo que sea.
Apenas han pasado unas horas del revoltijo que “hemos elegido” los españoles y el IBEX ha caído tres puntos y la prima de riesgo ha aumentado veinte. Demostración clara y palmaria de lo que decía antes porque el dinero es cobarde y en cuanto sopla una brisa que riza la superficie del mar, piensa en una tormenta tropical y… se pone a salvo en tierra.
Cuando empiece a arreciar el temporal en los próximos días en los que se verá la incapacidad visceral de pacto de nuestros líderes –qué risa– porque también piensan con las tripas, se van a perder –en semanas– buena parte de los logros que se habían conseguido en años –bastantes logros, pero no los suficientes para salir del pozo– y entonces los ciudadanos nos enfadaremos mucho… para no conseguir nada porque el mal ya estará hecho.
Ahora es cuando echo en falta que hubiera por aquí un De Gaulle que fuera capaz de concitar las voluntades de todos hacia el bien común; pero eso en España es impensable porque aquí De Gaulle somos todos y cada uno de nosotros que no estaremos de acuerdo con lo que el otro De Gaulle proponga; aunque tenga razón.
Como creo en los milagros, voy a esperar que al señor Sánchez y al señor Rajoy alguien les diga que un pacto de los dos arrasaría o al menos, dejaría fuera del juego al señor Rivera y al señor Iglesias que son los que les han estado tocando los “bollocks” cuando menos falta hacía separar fuerzas. Al menos, a los emergentes se les puede tildar de inoportunos.
Pienso que el bipartidismo es, en este momento, el menor de los males que aquejan a Expaña –es correcto el término– y que a ambos líderes –otra vez ¡qué risa!– se les presenta una ocasión única para pasar a la Historia como alguien que ha servido para algo en política nacional. Sólo recuerdo que hayan tenido un comportamiento así las Cortes Franquistas haciéndose el sepuku para permitir la reforma democrática, pero no es el caso.
¿Será posible? |
El pacto que propongo es imposible con el actual escenario. El PSOE tendría que defenestrar por vía de urgencia al señor Sánchez porque con él arriba el pacto es imposible. Y no digo al señor Rajoy porque ésta, a fin de cuentas es el más votado y, por tanto al que se le va a encargar la formación de un gobierno, tarea en la que fracasará, o conseguirá un gobierno tan débil que será como no poder gobernar.
Tendremos que seguir esperando contra toda esperanza los acontecimientos que vengan.
¡Feliz Año Nuevo! (es un decir...)
Toni(n) "el de La Cuba"