viernes, 11 de diciembre de 2015

Un poco de seriedad




Hace unos años -más de tres- escribía en otro lugar esta página que creo que sigue teniendo vigencia y por eso la traigo aquí con ligeras modificaciones que no afectan a la esencia de su contenido

España desde hace tiempo ha dejado de ser un país serio. No quiero decir serio en el sentido de fruncir el ceño y poner cara de vinagre, sino en el sentido de rigor, de fiabilidad, de sentido de la responsabilidad. Tampoco sé cuándo empezó este cachondeo que nos lleva a tomarnos todo por el pito del sereno: la Justicia, la Autoridad —la de verdad, que llegará algún pájaro que me confundirá el término con el autoritarismo— la Convivencia, la Educación y cualquiera de los valores que hacen que los países vayan adelante, sean respetados por el resto y progresen. 
Si dudan de lo que les digo, acérquense a un pueblecito pequeño que no tenga posibilidades de mantener en su plantilla a un guardia por cada uno de los ciudadanos que deciden pasar en él sus vacaciones —la proporción no es exagerada en vista de "lo" que tenemos alrededor— y ha de fiarse de la educación ciudadana de sus visitantes para que no se altere la convivencia; un desastre: los perros hacen "sus cositas" donde les place sin que sus dueños las recojan, niños y adultos circulan con sus bicicletas por donde quieren sin respetar los sentidos de la circulación, con riesgo para ellos y para el resto de ciudadanos, hay entusiastas de las pipas que parecen injertados de hamster dada su habilidad para descascarillar semillas ... y sembrar de cáscaras el lugar en el que "caen" como plagas. Señoras en traje de baño y niñas hermosísimas de la misma guisa circulando por las calles haciendo la competencia a señores barrigudos de cuerpo peludo y jóvenes efebos de vientre plano, casi de tableta de chocolate, y depilados para hacer resaltar sus encantos..., pero todo esto en la vía pública, que no es el lugar más adecuado para la exhibición de las “chichas” de nadie. 
Podría estar enumerando situaciones de este tipo que no tendrían lugar si sus protagonistas estuvieran medianamente educados; pero no lo están porque este país decidió que lo que signifique esfuerzo, sacrificio, constancia, convivencia, educación, era "demasié p'a él”; contemporizó con cualquier forma de chabacanería, de escaquearse de los deberes más elementales y aplaudió reformas educativas en las que "lo importante" era que el alumno "pasara de curso" —sin que el curso pasara por el alumno— aderezando el despropósito con dejar de exigir comportamientos adecuados a los alumnos y a sus padres para con los profesores y el resto de la Comunidad educativa. ¿Para cuándo la Educación como cuestión de Estado?
Ahora tenemos a iluminados asaltando supermercados sin que nadie diga nada —no sea que nos vayan a tachar de “fachas”— a asesinos a los que se excarcela por "razones humanitarias", a estafadores que se van a sus casas por la misma razón, a independentistas queriendo romper la Nación con el beneplácito y la sonrisa idiota de unos y otros gobiernos y a delincuentes de guante blanco a los que se tarda en hacer justicia… porque disponen de los medios para lograr que se enrede todo lo posible el proceso.
La gente, la buena gente del pueblo que aplica el sentido común a sus decisiones está que trina. Y los señores que están en el Gobierno habrían de saberlo; los de la oposición, los de cualquier partido de la oposición, también. Nos jugamos España, y no al fútbol precisamente, si no empezamos a pensar seriamente que estamos haciéndolo mal casi todos: unos por mandar mal y otros por no actuar razonablemente. Se ha acabado el tiempo de "querer todo ya". Ha llegado la hora de que sólo la gente que actúa con seriedad y responsabilidad obtenga lo que necesita porque se lo gana, porque actúa seriamente. Las mamandurrias, las subvenciones a proyectos que dan risa, deben acabarse porque la mayoría, la gente que piensa con la cabeza, está hasta más arriba del pirri de soportar gilipolleces de unos y de otros.

Toni(n) "el de La Cuba"

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