Hay que felicitar a la Biblioteca, a las personas que se encargan de mantenerla abierta y viva, por su idea en relación con la votación acerca del Olmo de Navajas. Nuestro Olmo. Su iniciativa merece todo el apoyo y creo que lo va a tener, al menos por mi parte.
He dedicado la mañana a hacer saber a amigos, parientes, conocidos, personas de mi aprecio, etc. el modo de apoyar nuestra petición, que considero justa y atinada. Les he rogado que no sólo apoyen con su voto, sino que lo hagan saber a otras personas de su entorno para que la votación sea más favorable a nuestro Olmo.
Por si algún despistado que me lee no se ha enterado, aquí está la dirección en la que se puede votar:
Supongo que muchas otras personas habrán hecho lo mismo que yo, dada la cantidad de veces que he recibido la misma petición enviada por distintas personas. Vamos a conseguirlo.
Tengo el pálpito de que vamos a poder ganar si nos ponemos a la tarea porque juntos podremos hacer más cosas que cada uno a su aire.
Y lo dice alguien que es profunda, radicalmente individualista.
Al mismo tiempo he estado reflexionando acerca de nuestro “amor” al Olmo.
Nuestro Olmo es un ser vivo que como todos los seres necesita ser cuidado, sobre todo cuando él, el Olmo es un venerable anciano.
Nos llenamos de orgullo cuando hablamos de él, le cantamos en el Himno, los organismos competentes se ocupan de prolongar su vida y, en cambio, a mí me parece que no terminamos de tratarlo tan bien como se merece. Me explico.
No se trata de hacer todas esas cosas que se hacen bien; a mi entender habrá que procurar que se dejen de hacer las cosas que yo creo que se hacen mal:
- ocupar el espacio de su macetero de manera innecesaria. Ocúpese en la Presentación de la Reina de las Fiestas y en la Ofrenda, pero déjese libre después.
- permitir que haya personas que transiten por ese mismo espacio, sean grandes, medianos o pequeños.
- consentir en que se incite a la vaquilla de turno a que suba a un lugar en el que en nada beneficia al árbol. La cosa nos divierte mucho, pero puede tener poca gracia, causar desperfectos y creo, honradamente, que no vale la pena.
- en definitiva, olvidarnos del amor que le tenemos siempre porque en momentos puntuales del día a día no le dedicamos toda la atención que merece.
- hay muchas más que a todos se nos ocurren...
El Ayuntamiento, con los medios de Policía de que dispone no puede garantizar que el Olmo no es hollado por nadie y esa función la hemos de hacer nosotros, los ciudadanos, todos nosotros, que somos Ayuntamiento, sin temor a entrar en discusiones con los que saltándose las normas más elementales de convivencia, saltan –y valga la repetición– arriba del Olmo.
Si el Olmo es un elemento de atracción turística habría de estar permanentemente como para hacerle fotos, sin elementos que desvirtúen su carácter ni desperfectos que lo afeen y ésto sí es competencia del Ayuntamiento.
Ahora vamos a ganar esa votación en la que estamos metidos, pero planteémonos alguna pregunta que nos hayan suscitado las líneas que expongo con la mejor intención.
¿Lo hacemos?
Toni(n) el de “La Cuba”