Esta fotografía podría ser –en mi opinión– una metáfora de la Navajas actual. El cartel que señala el final de la zona urbana estaba hecho con láminas de aluminio estrusionado, una de las últimas técnicas en la confección de carteles de señalización en carretera.
Del que fuera primoroso indicador queda, desvencijado, el otrora orgulloso nombre de un pueblo que fue hermoso, que fue limpio y que lo sigue siendo en su espíritu y en lo recóndito de su ser –como se ve en la lámina del nombre que se conserva incólume aunque sacada de su escuadra natural– pero que en el resto, en lo que le adorna, ha perdido su esencia.
Navajas –como el cartel– está desvencijada, rota y en riesgo de perder su identidad, ésa misma que tienen que preservar y potenciar los que están al frente del pueblo. Va siendo hora de que cada uno asuma su responsabilidad y la ejerza; el equipo de gobierno resolviendo los problemas que vino a resolver según su propia propaganda electoral; la oposición realizando su papel de oponerse a lo que crea que se puede hacer mejor porque en teoría todos quieren lo mejor para el pueblo aunque no coincidan en qué es lo mejor. Claro que si no sabemos qué, no podremos ponernos de acuerdo en cómo ha de realizarse.
Se queja el equipo de gobierno del estado de ruina en que se encuentra el Ayuntamiento –de eso podemos hablar en otra ocasión– pero hay cosas que no necesitan fuertes dispendios para dar a entender que alguien se preocupa por evitar que el cartel sea una metáfora de la percepción que una gran cantidad de personas tiene –tenemos– del estado del pueblo y dé el aspecto lamentable que da.
- En la Plaza del Olmo se aparca a voluntad del conductor a pesar de existir señales – algunas mal puestas– que prohíben el estacionamiento “en toda la Plaza”. Si el equipo de Gobierno considera que nuestra Plaza es un lugar apropiado para el estacionamiento de vehículos debe quitar las señales que lo prohíben. Así, nos podremos beneficiar todos y no sólo los que se saltan las normas confiando en la desidia de los que tienen la obligación de hacerlas cumplir.
- Nuestros niños tienen lugares más que sobrados para jugar a la pelota, pero se complacen en hacerlo justo debajo de la señal que prohíbe tal juego colocada en la fachada del Museo de Manolo Rodríguez. Si el juego con pelota está autorizado, quítese la señal; eso cuesta poco.
- Otra acción de realización barata sería la de poner la bandera de España en el Salón de Plenos; esa y las que sea reglamentario que luzcan en tal Salón. De España existe –aportada por el Grupo Popular– una de tela, constitucional. Colocar una pegatina sobre el cristal de un cuadro con la bandera indica una falta de respeto por un símbolo que representa a todos los españoles mientras la Ley no diga otra cosa. Cuando se manda, los sentimientos partidistas han de dejarse en casa y atenerse a lo que dicta la Ley sin emplear subterfugios estúpidos que no hacen sino enconar más aún la situación de fractura social en que vive el pueblo.
- El cartel cuya foto ilustra estas líneas sugiere, además, que no tenemos Secretario, que no tenemos Policía Local, que somos uno de los pueblos con más posibilidades de desaparecer como tal, que no tenemos modo de que el Ayuntamiento responda a las solicitudes que se hacen en forma y de manera respetuosa. ¿Dónde quedan ahora las críticas que se hacían al anterior equipo de Gobierno que no respondía a nada?
- No estaría mal que el equipo de Gobierno pusiera en marcha los acuerdos tomados en los diferentes Plenos en lugar de esperar … ¿a qué, si es obligatorio ejecutar lo acordado?
Todas estas cosas –y otras que se le ocurren a usted que me lee– son tan de sentido común, tan fáciles de poner en marcha que no entiendo cómo alguien que ha declarado y sigue declarando su amor por el pueblo y que tiene no sólo el deber sino la obligación de procurar por él, no pone manos a la obra. Así, al menos tendríamos la sensación de que “alguien” se preocupa por nuestro bienestar, porque es posible que estén trabajando denodadamente en algo muy trascendente, muy importante que no es percibido por la ciudadanía, en cuyo caso “ojos que no ven…”
Toni(n) “el de la Cuba”