sábado, 20 de enero de 2018

DELENDA EST AUTONOMIAS

No hay mal que por bien no venga es un antiguo refrán castellano que me viene al pelo para comentar lo contento que me ha puesto leer en ABC de hoy, 20 de enero del año del Señor 2018, en artículo firmado por Alexis Romero que como consecuencia de la crisis catalana: “según el barómetro del Real Instituto Elcano, los ciudadanos que desean un Estado sin CCAA ha pasado del 9 al 21% en dos años”.
Tengo la impresión de que el Real Instituto yerra en su apreciación porque me parece que somos más los que desearíamos que desapareciera el Estado de las Autonomías. Y son varios los motivos que tenemos para desear su desaparición. Voy a intentar apuntar algunos aunque sé que me quedaré corto:

     
  • Esa forma de Estado ha servido para complicar los trámites administrativos que han pasado de ser uno para todo el territorio nacional a diecisiete –cada uno  diferente de los demás– en función de las competencias transferidas.
  • Otra de las "virtudes" de las Autonomías ha sido la de fomentar el independentismo que tanto mal ha acarreado, está acarreando y acarreará al Estado más antiguo de Europa. Se impone el "chocolate para todos".
  • El dispendio de recursos es evidente y ya ha habido algunas voces que se han alzado diciendo que es un lujo –innecesario e inútil, añado yo– que no podemos seguir manteniendo.
  • Las Autonomías más bien parecen “autonosuyas” porque cada una de ellas tira de la manta para taparse sin importarle dejar “in puribus” a las demás.
  • Las diferencias en la financiación de las llamadas “históricas” –como si las demás no tuvieran historia– y del resto entre ellas hacen que el reparto de los dineros sea motivo de discordia y aún de enfrentamiento de unas con otras.
  • Gracias a las autonomías hemos creado un Estado aquejado de elefantiasis en el que sobran miles de enchufes.
  • Se puede hacer más cosas con menos recursos de los que gastamos y hacerlas mejor.
  • Justicia, Educación, Sanidad y Hacienda funcionarían mejor sin tanta competencia transferida. Y este funcionamiento mejor sería más justo para los ciudadanos.
  • La Diputaciones Provinciales serían suficientes para administrar cada provincia sin necesidad de Concellos, Juntas, Consejos, “Generalitats” y otras formas de autogobierno que no hacen sino rizar el rizo de la burocracia.
  • Con el ahorro que supondría la implantación de un Estado Centralizado, España pagaría su deuda externa en poco tiempo y no necesitaría endeudarse para pagar las pensiones miserables que se pagan a los españoles. Hagan cuentas.

Estamos quemando en la hoguera de las vanidades políticas la aportación de todos al Estado y obtenemos humo de ese incendio. Apaguémoslo antes de que sea tarde.
Toní(n) el de la "Cuba"

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